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REAL VALLADOLID

El 3-8 del Tartiere cumple 25 años

La efeméride de uno de los partidos más recordados de la historia del Real Valladolid llega con el equipo necesitando otro milagro para salvarse.

Valladolid
El 3-8 del Tartiere cumple 25 años

Hay efemérides, momentos vitales, que, como las personas, envejecen mejor o peor que otras. Y si uno atiende a la situación en la que se encuentra el Real Valladolid actualmente, con pie y medio en Segunda y necesitando un milagro para evitar colocar en ella el otro medio pie, aquel 3-8 del Carlos Tartiere frente al Real Oviedo, del que hoy, 19 de mayo, se cumplen 25 años, es de los que peinan canas y lucen arrugas.

El choque fue, como los recientes, de esos considerados vitales, puesto que ganar a un rival sin nada en juego concedía una vida extra al Pucela, la de depender de sí mismo en la última jornada. Empatado con Albacete y Rayo Vallecano, que ocupaban puesto de promoción para no bajar, el conjunto blanquivioleta vivió una tarde para la historia, en un partido loco, con hasta once goles y seis penaltis, cifra más alta vivida en un solo choque de la Liga aún a día de hoy.

Si con Rafa Benítez el equipo parecía desahuciado, al encontrarse con nueve puntos de desventaja con respecto a la permanencia, con Vicente Cantatore resucitó hasta esa dependencia propia en el tramo final liguero. El histórico técnico, fallecido este mes de enero, le dio la vuelta a la dinámica del equipo como quien se la da a un calcetín, y sumó ocho triunfos y cuatro empates en 18 fechas, con el culmen de la salvación en la última.

Pero, antes, aconteció "aquello". Con Japón Sevilla al silbato, en una de esas actuaciones que hoy el VAR convertiría probablemente en un partido de tres cifras de duración, la ingente afición blanquivioleta desplazada comulgó con la carbayona tras una goleada de impresión, en la que Alen Peternac fue claro protagonista, al marcar hasta cinco goles, por los tres que firmó, erigido en fiel escudero del croata, 'Mami' Quevedo.

Desde entonces, la relación entre aficiones y clubes ha sido casi de hermandad, propiciando que cada reencuentro fuera una fiesta, aunque estos fueran escasos debido a las diferentes categorías que han ostentado los dos equipos en este cuarto de siglo. Salvo que un milagro lo evite, y si la situación sanitaria también lo permite, todo indica que la próxima temporada volverán a vivirse fiestas como las últimas, toda vez que el Oviedo se ha asegurado ya la salvación en una Segunda División a la que con casi toda seguridad volverá a caer el Pucela.