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LIVERPOOL - REAL MADRID

Dos mitos: Anfield y Madrid

El equipo blanco busca las semifinales con una defensa bajo mínimos. Las dudas sobre Odriozola condicionan el dibujo. El Liverpool, a por otra gesta.

Los jugadores del Real Madrid, durante el entrenamiento en Anfield.
Realmadrid.com
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'This is Anfield'. Eso es lo último que verán los jugadores del Real Madrid antes de la batalla. Colgado en el último tramo del túnel de vestuarios del viejo estadio, no es un cartel de cortesía sino de advertencia. Se colgó por primera vez por orden de Bill Shankly, tras sugerencia de un jardinero, Bert Johnson, al secretario del club, Peter Robinson. En realidad Johnson propuso la frase "Welcome to Anfield". Al mítico entrenador le pareció demasiado educada. "No pondremos eso. No les diremos que vienen a pasar un buen rato". Así que quedó el 'This is Anfield'. "Está ahí para recordar a nuestros chicos para quién juegan y para recordar al rival contra quién juegan", explicó Shankly. Aquel primer cartel fue subastado y cuelga de las paredes de un 'bed and breakfast' en la Isla de Man. El actual, tercero, fue sugerencia de Brendan Rodgers y el último patrón, Jürgen Klopp, prohibió a sus futbolistas de tocarlo antes de saltar al campo, como era costumbre, salvo para aquellos que hubieran ganado un gran título. Ahora la mayoría tiene licencia para hacerlo.

Eso es el Liverpool, un club al que el orgullo no le cabe en el escudo, razón de peso para convertirle en especialmente peligroso incluso en condiciones tan adversas como las actuales. El Barça alimentó esa fe hace dos años. Nada ha cambiado en una semana. A Klopp le siguen faltando sus tres mejores centrales (Van Dijk, Joe Gómez y Matip) y su capitán, Jordan Henderson. Pero en aquella noche de hecatombe azulgrana tampoco tenía a Salah, Keita y Firmino y sobrevivió al 3-0 del Camp Nou, bien es cierto que con el apoyo de un público que hoy no tendrá. The Kop guardará silencio (sigue el partido de hoy en directo en As.com).

Dos dudas

Klopp retocará mínimamente el once. Como en el Madrid, hay pocas vacantes. Una, la del centrocampista que acompañará a Fabinho y Wijnaldum, que andará entre Keita, Thiago y Milner. El primero fracasó en Valdebebas, el segundo no acaba de arrancar y al último le puso el sábado y pinta que repetirá ante el Madrid. El tercer hombre del ataque es la otra incógnita: Diogo Jota o Firmino. El primero ha metido el doble de goles (12 contra 6) jugando la mitad de minutos. El segundo tiene el oficio y la hoja de servicios. Huele a titular.

Jürgen Klopp, durante un entrenamiento del Liverpool.
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Jürgen Klopp, durante un entrenamiento del Liverpool.REUTERS

Ponga al que ponga, el plan será el mismo. Una presión altísima que no apareció en Madrid y el ritmo loco que saca al rival de su zona de confort. La ley de Klopp, obsesionado en la recuperación rápida de la pelota hasta el punto de que en los entrenamientos invalida los goles que se consiguen si todo el equipo no está en campo contrario. "Nuestra identidad es la intensidad. Aquí presionamos con el corazón", le explicó hace tiempo su ayudante, Pepijn Lijnders, a El País. Y es que Klopp exige esa máxima concentración hasta a los recogepelotas.

El público de Anfield es colaborador necesario en la estrategia y su ausencia ha sido plomo para el equipo. Hasta la victoria ante el Aston Villa encadenaba seis derrotas consecutivas en su estadio, muchas ante rivales de poco tamaño (Burnley, Brighton, Fulham...).

El rompecabezas defensivo de Zidane

Ese vacío debe ayudar al Madrid, al que las bajas aconsejan defenderse atacando. La lesión de Lucas Vázquez, sumada a las ausencias de Carvajal, Ramos y Varane, deja un destrozo considerable y pone en un aprieto a Zidane. El relevo natural es Odriozola, pero está fuera de punto. Sus inquietantes 47 minutos ante el Barça fueron los primeros en dos meses. Queda la solución de cambiar de banda a Mendy (ha jugado de inicio en la derecha cuatro partidos en dos años), pero eso le resta potencial ofensivo y le obliga a tirar de Marcelo en una defensa de cuatro, otra medida de alto riesgo. También vale como alternativa jugar con tres centrales (Mendy sería el tercero) y dos laterales largos (Valverde u Odriozola y Marcelo). Y aún quedan soluciones más estrafalarias, como retrasar a Casemiro y colocar de lateral a Nacho. En cualquier caso, todo indica que el Madrid sólo jugará con dos puntas (Benzema y Vinicius) y que Asensio será recurso de segunda instancia, con el convencimiento de que resultará más fácil, vista la degradación de ambas defensas, marcar que no encajar.

La fatiga, pese al aviso de Zidane, estará repartida. Modric, Courtois o Kroos pasan sobradamente de los cuarenta partidos, pero Salah está a su altura, Mané les supera y Robertson o Wijnaldum andan por encima de los cincuenta. La estadística, en cambio, está de parte del Madrid en esta Champions: marca más goles, encaja menos, tira un tercio más de veces, recibe casi la mitad de disparos, su precisión en el pase es superior en siete puntos y su posesión, en seis. Buenos datos a los que Zidane le añadiría la advertencia de que en 90 minutos se puede caer tirando treinta veces. Pregúntenle al Bayern.