Garitano, una ucronía en el Espanyol
El actual técnico del Leganés fue uno de los candidatos a ocupar el banquillo perico en 2018, pero finalmente Rubi ganó esa selección y el equipo fue a Europa.
El fútbol da tantas vueltas que deja lugar a la fantasía, a las historias incompletas o imaginarias, como la que se revivirá este domingo en el RCDE Stadium. Por ejemplo, ¿qué hubiera pasado si Raúl Tamudo no marca en su estreno ante el Hércules? ¿O si Quique Sánchez Flores hubiera contado con Joan Jordán? ¿O si Rubi hubiera seguido? ¿Si Chen habría llegado antes se hubiera traspasado a Eric Bailly? Lo mismo ocurre, a otro nivel, con Asier Garitano, inquilino del banquillo del Leganés en Cornellà, en el encuentro estrella de la jornada en LaLiga SmartBank.
En la temporada 2018-19, Garitano estuvo muy cerca de convertirse en el relevo de Quique Sánchez Flores en el Espanyol. Destituido el técnico madrileño, y con David Gallego como interino hasta final de curso, la secretaría técnica encabezada por Óscar Perarnau (Jordi Lardín había sido despedido como el anterior técnico) inició un proceso de selección de entrenadores para el siguiente curso, en el que debía vender a Gerard Moreno e invertir solamente la mitad de lo ingresado.
La secretaría técnica valoró cuatro aspectos en los candidatos. Su identificación con la entidad ya sea por su pasado perico o por su perfil, que su modelo de juego pudiera potenciar los jugadores que había en la plantilla y los que ascendían del filial, sus exigencias económicas y su experiencia. Había tres candidatos claros con los que hubo conversaciones: Eduardo Berizzo, Garitano y Joan Francesc Ferrer, Rubi. Finalmente, el técnico vasco optó por la oferta de la Real Sociedad y el Espanyol también había puesto sus ojos en el técnico de Vilassar. La etapa de Garitano en el club perico forma parte del terreno de la imaginación.
Lo cierto es que a corto plazo al Espanyol le fue bien, no a Garitano. El club perico encontró en Rubi su técnico ideal: el equipo se clasificó para Europa 12 años después, se revalorizó la plantilla y, en muchas fases del curso, el juego fue brillante. El técnico vasco, por su parte, apenas duró 18 jornadas en San Sebastián, cuando fue despedido por el decepcionante juego y rendimiento del equipo txuri-urdin.
A largo plazo, el Espanyol vivió en el deshielo después de la marcha de Rubi, que no aceptó la falta de ambición e inversión del club y se decantó por una mareante oferta del Betis. El Espanyol descendió y Garitano vio como era de nuevo despedido del Alavés en las últimas jornadas del campeonato. Nadie sabe qué hubiera pasado si sus caminos se hubiesen cruzado. Ahora ambos se juntan en Segunda División.