El Zaragoza respira gracias a un gol de penalti en el 86'
Los aragoneses siguen muy vivos en la lucha por la permanencia tras su victoria en el Torres. El Fuenla volvió a mostrar una falta de puntería preocupante.
El Zaragoza se llevó una victoria agónica que le da un poco de oxígeno en la clasifición ante un Fuenlabrada que fue mejor pero que no supo materializar sus muchas ocasiones. Mal habitual en los inquilinos del Torres.
Empezó el partido con el Fuenlabrada mandando sobre un Zaragoza que parecía haber olvidado que se juega la vida en cada duelo. Primero fue Pathé Ciss, quien se plantó solo ante Cristian Álvarez pero su error a la hora de controlar el pase de Ibán desbarató una jugada clara de gol. Acto seguido, Borja Garcés remató fuera un córner que enganchó sólo en el área pequeña.
Por dos veces tuvo que intervenir el VAR: primero para dejar en nada una mano no sancionable de 'Toro' Fernández y, después, para chequear un posible penalti de Peybernes sobre Espinosa que fue fuera del área.
Si JIM estaba enfadado antes del minuto 18, tras este entró en cólera y con razón. En ese fatídico minuto para los aragoneses, Borja Garcés tuvo a centímetros de su bota derecha el primer tanto para los suyos. Después, Sotillos sacó un penalti a un inocente Jair Amador. No contaban los espectadores del partido con Cristian Álvarez, eso sí. El rosarino, curtido en mil batallas, se estiró cual felino para detener el disparo medido del seis azulón. Respiró JIM y se enrabietó todavía más el Fuenlabrada que no cesó en su asedio al dominio aragonés. Sucede que el aficionado kiriko ya ha visto muchas veces esta película, un Fuenlabrada volcado pero fallón en lo decisivo, y ya se sabe que quién perdona, lo paga.
El equipo visitante tuvo su primer acercamiento en el 20' con un remate de Toro Fernández que se marchó por poco. Esta muestra de 'rebeldía' aragonesa la castigaron los locales con otro acercamiento de gol fruto de un tiro de Ibán Salvador en el 25' y de un remate de Pulido a centímetros del cancerbero aragonés en el 27'.
Poco a poco, Eguaras y Adrián fueron haciendo que el Zaragoza se encontrase en el terreno de juego. Si los ya mencionados ponían su nombre al balón cuando era de dominio visitante, el sempiterno capitán zaragozano Ander Zapater era el encargado de colgar los balones en los que sólo Jair pudo poner en aprietos a Javier Belman. Con un 0-0 poco probable a tenor de las ocasiones, ambos conjuntos se marcharon al túnel de vestuario.
El segundo acto empezó igual que el primero. Juanma rozó el gol local con cabezazo que, por poco, se marchó por fuera de la red. Sin embargo, el Zaragoza tenía claro que no quería repetir los mismos errores que en la primera parte. Por ello, cerró mejor el centro del campo e intentó hilar mejor su juego. Esta nueva versión del equipo visitante despistó a un Fuenlabrada que se mostró a veces ansioso.
El duelo no podía seguir por los mismos derroteros e intensidad que se vieron en los primeros cuarenta y cinco minutos. De esta manera, ambos equipos firmaron una guerra de trincheras donde ambos se quedaron estancados en sus posiciones con alguna tímida intentona. Esta dinámica de poco servía a un Zaragoza que sólo podía sumar tres puntos en el feudo azulón.
A veces, una vuelta a lo básico es el camino correcto y eso buscó JIM en el 82' metiendo a dos torres como son Iván Azón y Alegría. El técnico visitante no tuvo que esperar mucho para ver el primer y único éxito de su plan. En el 86', Alegría prolongó y Azón, más listo que nadie, se aprovechó de la juventud de Pulido para sacarle un penalti que fue por centímetros. Tejero asumió toda la responsabilidad del penalti y no erró. El Zaragoza se ponía por delante en la ansiada victoria en el 86' y todas las casas de la ciudad aragonesa soltaban un suspiro de alivio. Mucha interrupción y algún conato de tangana fue lo que pasó en los siete minutos de juego restantes.