Keisuke Honda, de lucir el '10' en el Milan a socio de Will Smith
El japonés aterrizó hace poco en Neftchi Baku de Azerbaiyán. En una entrevista a 'La Gazzetta' repasa su pasado y arroja luz sobre su presente y futuro.
Keisuke Honda no es un futbolista que pase desapercibido. Ni dentro ni fuera del campo. Su pelo amarillo, casi reflectante, ayuda. Sobre el terreno de juego, siempre destacó su fenomenal golpeo de balón. En su etapa más brillante llegó a ser el número 10 del Milan, después de triunfar en el CSKA de Moscú. Con el paso de los años se convirtió en un auténtico trotamundos, probando las ligas de ocho países diferentes. Japón, Rusia, Italia, Países Bajos, México, Australia, Brasil y Azerbaiyán. Además de un paso por Portugal en enero, por el Portimonense, de cinco días, pues no pudo ser inscrito. A todo ello hay que añadir Camboya, donde hace las veces de seleccionador nacional desde 2018. En Brasil le recibieron con aires de estrella y salió por la puerta de atrás. Para estar a salvo en Rio de Janeiro, pidió un coche blindado. No es el jugador nacido en Settsu (Osaka) hace 34 años un tipo acostumbrado a los grises, es más de blancos o negros. Un futbolista rocambolesco, sin duda.
"Necesito siempre nuevos estímulos y superarme. No es cuestión de dinero, solo sigo mi pasión, el fútbol", indica en una entrevista concedida a La Gazzetta dello Sport en la que repasa su carrera. Además de aportar alguna pincelada extra, como su sociedad con Will Smith, como veremos más adelante. "Muchos dicen, 'Keisuke está terminado', yo solo pienso en hacer lo que amo. Hoy en Bakú, mañana quién sabe", sentencia. Y es que, hace poco Azerbaiyán se convirtió en su último destino, el Neftchi Baku más concretamente. En la capital azerí compite por robarle la liga a un Qarabag con mayor foco internacional.
Un sueño cumplido, inestabilidad mediante
Pero la charla con de la Gazzetta giró principalmente en torno a su etapa como rossonero y allí cumplió un sueño de niño. "Lo escribí en un ensayo escolar cuando tenía 12 años (llevar el 10 del Milan). Todavía hoy le agradezco a Galliani que me diera la oportunidad", reconoce. Aunque tiene claro que esta llegó a San Siro por la situación que vivía el equipo en esos momentos: "Hubo muchos problemas, en otro contexto tal vez nunca hubiera jugado en el Milan, debo admitirlo".
"El club no tenía dinero para comprar a los mejores jugadores, por tanto, algunos jugadores 'normales' han podido vestir esa camiseta. No había estructura ni estrategia y llegaba un nuevo entrenador cada tres meses. En esa atmósfera era imposible lograr buenos resultados", continúa. "A menudo hablábamos de que era necesario un esfuerzo extra, pero algunos no lo entendían", añade.
Consejero, sin éxito, de Balotelli
Y en este último grupo, quizá, podría incluirse a Mario Balotelli, con quien coincidió. "Un gran talento, pero no hizo nada por mejorar", recuerda en lo que a SuperMario respecta. Reconoce que trató de ayudarle, pero el delantero no mostró la constancia necesaria: "Quise cambiar su rutina, 'Mario, créeme. Si quieres ser el mejor, tienes que entrenar duro'. Me miró seriamente y al día siguiente se presentó al gimnasio 40 minutos antes. También al día siguiente. Pero el tercero ya estaba aburrido. Ese es Mario", explica.
Para el Milan actual también tiene palabras y piensa que Donnaruma "puede convertirse en uno de los mejores porteros del mundo, como lo fue Buffon". Mientras que admite que le "encantaría conocer" a Zlatan Ibrahimovic, puesto que piensa que "es un gigante futbolístico". "Espero que puedan ganar el Scudetto. Sigo siempre el Milan", dice antes de centrarse en la otra faceta que le ocupa gran parte del tiempo, la empresarial.
Will Smith y el mundo empresarial
"Dirijo varios negocios. Con NowDo ofrecemos educación de nivel a un coste bajo. Además creé NowVoice, un software de reconocimiento de voz muy popular en Japón. Administro el Edo All United, un equipo amateur de Tokio. Y gestiono varios fondos de inversión, uno de ellos con Will Smith. Hemos financiado más de 150 start-ups en diversos sectores: desarrollo de fármacos, eventos digitales, tecnología de la información...", revela. "Nunca voy de vacaciones", confiesa. Lógico, por otra parte, con una vida como la suya. "También entreno a Camboya", cae en la cuenta a última hora. Este es Keisuke Honda. Ya decíamos que era un futbolista un poco rocambolesco. A sus 34 años, la batería todavía le dura.