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REAL MADRID

El secreto de Raúl

Raúl se ha ganado el respeto del Castilla con decisiones como la que tuvo ante el Navalcarnero. Un par de jugadores dedicaron un feo gesto a la grada tras la victoria y el técnico les abroncó.

MadridActualizado a
El secreto de Raúl

Raúl González, 43 años, está completando su formación en los banquillos de La Fábrica con nota muy alta. El que fuera leyenda blanca tras sus 16 temporadas en el Madrid (metió 323 goles entre 1994 y 2000), ha ido consolidando su posición entre los futuribles para el banquillo más deseado y exigente del fútbol mundial. Raúl es prudente y cauto. Sabe que su oportunidad llegará, pero no tiene prisa. Su madridismo es innegociable. Sabe que si no llaman a su puerta es señal de que su amigo Zidane sigue triunfando en el primer equipo. Pero en su hoja de ruta asume que está trazado un mandamiento que ya en su día cumplió Zizou: “Si el club te necesita para el banquillo del Bernabéu, estate preparado”. De momento, él sigue acumulando méritos como la hormiguita. Los resultados de sus equipos hablan por él.

Cuando cogió hace tres temporadas al Cadete B ya dejó su sello ganador. Después subió al Juvenil B cuando el club prescindió, de mala manera y con una severidad excesiva, de Álvaro Benito por unas declaraciones que efectuó en El Carrusel sobre Casemiro. Raúl acabó la temporada consiguiendo el objetivo. En el verano de 2019 logró su primer gran objetivo: entrenar al Castilla. Su primera temporada fue algo convulsa por los problemas que tuvo para confeccionar una plantilla competitiva, dado que el club empezó a recaudar dinero con los jugadores con los que se podía hacer caja, al considerar que no daban para llegar al primer equipo. Aun así, en verano se marchó Poyatos, técnico del Juvenil A, a Grecia y le pidieron que cogiese al equipo para disputar la fase decisiva de la Youth League. Raúl se ganó a los chavales desde el primer día, inoculándoles ese gen ganador que ya le llevó en su día a ganar tres Champions como jugador (marcando gol en dos de ellas, la Octava y la Novena). El Madrid siempre había fallado con la espada en la Youth League, pero esta vez triunfó a lo grande. Tras deshacerse de la Juventus, el Inter y el Salzburgo, en la final se midió al Benfica, que quizás posee la cantera más fuerte de Europa. La final fue tremenda, pero Raúl supo dirigir a sus chicos para que creyesen en ellos mismos hasta el último minuto. Y conquistaron la primera Youth League de la historia del club.

En ese equipo manejó valores ahora contrastados como Víctor Chust, Miguel Gutiérrez, Blanco, Arribas, Marvin o Latasa. La mayoría de ellos ya han estado ahora ayudando a Zidane en el primer equipo cuando la plaga de lesiones obligó hace unas semanas a tirar del filial. Pese a quedarse con el filial en cuadro por esa circunstancia, Raúl fue acumulando éxitos con el Castilla aunque la COVID-19 le obligó a alterar mucho su plan de trabajo (se aplazaron numerosos partidos). No obstante, de los últimos diez partidos del Castilla ha ganado siete y empatado otro, por lo que ganando este domingo en el campo de San Sebastián de los Reyes (12:00) ya tendrá asegurada la plaza para jugar la próxima temporada en la novedosa Primera División RFEF (que sustituirá a la actual Segunda B como tercera categoría del fútbol español) y en lo que queda de esta aún luchará por entrar el playoff de ascenso a la Liga SmartBank. Un objetivo del que hace dos meses dudaban hasta dentro del club. Pero a este Raúl no le regala nadie el éxito. Su forma de trabajar, respetando los valores históricos del club, recuerdan a lo conseguido en su día por otros técnicos de la casa como Del Bosque, Míchel, Lopetegui, Solari o el propio Zidane. El sello del Madrid va más allá de la pizarra, no vale cualquiera.

Baste un ejemplo. Hace unas semanas, el Castilla jugó ante el Navalcarnero, a domicilio, un partido que resultó durísimo. Había público en las gradas del Mariano González, que lógicamente estuvo todo el partido apoyando a los suyos y metiendo presión a los jugadores del filial blanco. En el descuento y con 1-1, Hugo Duro sacó un penalti claro a la zaga navalcarnereña. El delantero centro, cedido por el Getafe, no perdonó (1-2). Los tres puntos de oro llevaron a un par de jugadores a hacer un gesto feo a una parte de la grada cuando se retiraban a los vestuarios con la importante victoria. Al llegar al vestuario, Raúl les echó una bronca severa recordándoles cuáles son los valores históricos del Madrid, que le han forjado su leyenda como club admirado y respetado al saber ganar y perder sin perder las formas. El vestuario entendió el mensaje, los dos jugadores se disculparon con su técnico y desde entonces el equipo se ha dedicado a poner sus cinco sentidos a conseguir el objetivo que ya tocan con las manos. Es el secreto de Raúl. Un hombre de la casa que está preparado para dar el salto, sea cuando sea el momento.