El Espanyol, en el momento más crítico de su historia deportiva
Saneado económicamente, trata de escapar el club de las inéditas tesituras de no subir a la primera, de que el filial baje dos categorías y de que el Femenino abandone la elite.
Ahora que los agobios económicos de toda la vida –que en más de una ocasión hicieron peligrar la viabilidad del club– parecen desterrados, atraviesa el Espanyol en su apartado deportivo, dirigido por Francisco Joaquín Pérez Rufete, por un momento crítico, que se fundamenta ya no solo en la mala racha del primer equipo masculino, sino que trasciende también a sus otros dos buques insignia: el filial y el Femenino A. Juntos, los tres conjuntos enlazan la friolera de 15 jornadas sin ganar. Y lo que es peor, se alejan de sus respectivos objetivos, con la amenaza bien presente de que pueden obtener el peor balance de resultados de la historia del Espanyol, lo cual se dice pronto.
Lo de la escuadra de Vicente Moreno es ya como el día de la marmota, a fuerza de repetirse. En Anduva, ante el Mirandés (2-2) encadenó su tercer empate consecutivo, tras los cosechados frente a Sporting de Gijón (1-1) y Oviedo (1-1). Marcadores que echan por tierra aquello de que sumar siempre es positivo, porque en realidad se antoja insuficiente para un equipo necesitado de acabar entre los dos primeros clasificados para subir directo a Primera, pendiente siempre de que fallen sus rivales directos. Antes de esos tres empates es cierto que enlazó el Espanyol dos victorias, contra Mallorca (1-2) y Sabadell (1-0), pero en ese instante también venía de un empate y dos derrotas. Cabe recordar que, si bien el club perico se había visto antes en la tesitura de Segunda cuatro veces en sus 120 años de historia, siempre subió a la primera.
Más tintes trágicos adquiere aún, por el escaso margen que le queda, un Espanyol B que se ha metido casi sin darse cuenta en el pozo de la experimental Segunda B de esta temporada. Es noveno del Grupo 3A con 20 puntos, a cinco ya del séptimo, el que marca como mínimo la salvación, cuando solo restan dos encuentros en juego –y uno de ellos, la próxima, contra el Nàstic de Tarragona, líder–. Hace cuatro jornadas que el filial perico no gana: empató ante el Llagostera (1-1) y ha perdido contra Badalona (0-2), Cornellà (4-3) y Barcelona B (0-1).
En caso de no alcanzar esa séptima plaza, sellaría el equipo de José Aurelio Gay su primer descenso de la temporada –de la actual Segunda B a la nueva Segunda División RFEF, a dos categorías ya de la Segunda A– y se disputaría otra liguilla para no recalar en Tercera, lo que le supondría disputar por primera vez en su historia no la cuarta sino la quinta categoría del fútbol español, debido al nuevo sistema de competición instaurado por la Federación.
Y si el filial bucea por territorios inexplorados, el Femenino A no ha dejado nunca de pertenecer a la Primera División, ahora Primera Iberdrola. Pero, tras su derrota del pasado sábado en manos del Santa Teresa (1-2), se ha colado de pleno en esa zona, decimoquinto, con 18 equipos, y a uno de la permanencia.
En su caso, todavía hay tiempo para revertir el drama, con las 12 jornadas del resto de rivales por delante y una más, un partido pendiente, que puede darle alas. Pero para eso hay que ganar, algo que no consiguen las blanquiazules desde hace cuatro jornadas, las que cuentan por derrotas frente Athletic Club (3-0), Rayo Vallecano (2-0), Real Madrid (4-1) y Santa Teresa. Llegan semanas cruciales. Para el devenir de la temporada. Y para la historia del club.