El Leganés se agiganta en el sufrimiento
Los pepineros suman su quinta victoria seguida, todas bajo el mando de Garitano. El Tenerife marcó en el 91', pero el gol fue anulado por fuera de juego.
El Leganés sigue desatado para mostrar su candidatura rotunda al ascenso directo. Con Garitano ya acumula cinco victorias de cinco partidos disputados en un récord de triunfos enlazados que jamás había logrado en fútbol profesional. Estos 15 puntos (el 30% de todos los cosechados hasta ahora) empotran a los de Butarque en el grupo de cabeza. El epíteto histórico ha vuelto a Butarque de la mano de su entrenador fetiche. Esta vez su batuta sirvió para desenmarañar a un Tenerife serio, firme y sólido que desdibujó a los pepineros como ningún otro rival desde su retorno al sur de la capital. Incomodidad manifiesta que casi termina en empate in extremis. Spicic hizo el 1-1 en el 91’, pero le anularon el tanto por fuera de juego ajustado que no hizo falta de VAR. Antes Javi Hernández había marcado en un córner (53’) ayudado por el resbalón de Moore el que fue gol del triunfo final, ése que confirma al Leganés como (de nuevo) candidato a todo.
Se descorchó el partido y del saque inicial salieron desatadas burbujas chicharreras. Sólo 12 segundos tardó el Tenerife en forzar el primer cornér en un arreón de valentía que parecía que marcaría sus intenciones ofensivas. Falsa alarma. No es que los canarios fueran un equipo de propuesta pobre, ni mucho menos, pero dedicaron mucho más tiempo a ejercer de tapón blindado que de ariete peligroso para un Leganés que en la primera mitad se sintió incómodo como nunca esta era de Garitanismo 2.0. La movilidad del balón pepinera fue un asunto embarrado y aunque lo intentaba por las bandas y el interior con combinaciones más o menos rápidas, la fórmula no funcionaba más por mérito visitante que demérito local.
Clasificación | PTS | PG | PE | PP |
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Así, el cuadro del primer acto salió plomizo, con el gris del cielo pesando en el fútbol escaso de este duelo insoportablemente táctico que parecía girar en torno al rapto absoluto de la pelota. No había medias tintas. O era por periodos largos del Leganés (al inicio y al final) o sólo la olía en Tenerife (en su ecuador). El partido se fue al descanso con los madrileños acumulando sólo dos remates y apenas uno (Rober Ibáñez de volea en el 3’) fue suficientemente serio como para bautizarlo como ocasión. Tampoco el Tete se mostró alegre en los acercamientos a Cuéllar, pero tuvo un par (Bermejo, Alonso) que parecían confirmar que a Ramis el plan le estaba funcionando mejor que a Garitano. Por eso el de Bergara lo volteó en la reanudación.
Se está acostumbrando el Leganés a ver cómo desde el banquillo no salen futbolistas, sino soluciones. Esta vez fue Avilés, sustituto de Bua y velocista desatascador. Su presencia en la derecha electrificó el choque. La pizarra y el infortunio hicieron el resto. Un saque de esquina forzado por Javi Hernández y ejecutado por Rubén Pardo se convirtió en el 1-0 después de que Moore se escurriera en la marca al propio Javi Hernández. El jerezano la embocó sin oposición con la zurda en un remate agónico, pero eficaz.
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Cambió el resultado y también el ánimo de un Tenerife que se arrimó al área de Cuéllar con más empuje que ocasiones. Pero su ritmo era tan ordenado que sirvió para inocular el miedo en un Leganés que cambio su dibujo. Blindó Garitano al equipo con una defensa de cinco esperando que las contras lo rescataran del agobio. No sucedió. De hecho fue el Tenerife el que murió cerca de Pichu, en una actitud de eterna valentía que, para su desgracia, acabó sin premio por unos centímetros, los que dejaron a Spicic en fuera de juego cuando marcó un empate que no habría hecho injusticia al triunfo más agónico de la nueva era Garitano.