Zidane está en el aire
Tras los empates en Elche y Pamplona, la derrota en Supercopa y la eliminación copera en Alcoi, el técnico marsellés vuelve a estar discutido dentro del club.
El Real Madrid y Zidane no ganan para disgustos en la temporada 2020-21, una montaña rusa futbolística y emocional que ahora atraviesa una nueva etapa de caída en picado, lo que devuelve al técnico marsellés al borde del precipicio. Una tesitura que no es nueva para él y de la que ya escapó varias veces en el pasado; en el club, sin embargo, cada nuevo tropiezo hace mella en la confianza que hay en el marsellés. La marca de la derrota de este martes, eliminado de la Copa a las primeras de cambio por un Segunda B como el Alcoyano, duele especialmente y eleva la tensión en torno a la figura de Zizou, que vuelve a estar en el aire.
Zidane ya esquivó situaciones similares en el pasado. Decimos similares y no iguales, pues en puridad nunca le sucedió que su Madrid se la pegase ante un equipo de inferior categoría, no digamos ya dos por debajo. En Copa, Celta, Leganés y Real Sociedad fueron sus verdugos previos, todos de Primera; en Champions, sólo el City de Guardiola supo echarle; y en la Supercopa, el palo hace unos días se lo pegó un Athletic que se terminaría llevando el título ante el Barcelona.
Durante su primera etapa, pese a ligeras decepciones momentáneas y a instantes de deriva liguera del equipo, Zidane logró mantener la nave recta, sobre todo en Europa con tres Champions seguidas. Pero la segunda etapa del marsellés viene marcada por la irregularidad, tal y como se puede observar en el gráfico otorgado por SofaScore. El curso pasado saltó el nombre de Mourinho varias veces durante la primera mitad de la temporada, tras las derrotas ante PSG y Mallorca. Esta campaña su plaza se ha calentado bastante más con el andar mareado del Madrid en Champions, al límite de que se barajó su cese si no metía al equipo en octavos de Champions (lo que pudo pasar hasta la última jornada; Zidane, fiel a su tradición de hombre afortunado, venció en el día D y se metió en la siguiente fase como primero de grupo).
Aquel triunfo ante el Borussia, precedido por una victoria de tronío en casa del Sevilla, anticipó el mejor momento del Madrid en la temporada: seis victorias consecutivas ante Sevilla, Borussia, Atleti, Athletic, Eibar y Granada, luciendo un juego más que decente y mucha solvencia defensiva. Pero con el último partido de 2020 se torció el rumbo: al empate en Elche siguieron una victoria sin lujos ante el Celta, otro empate en Pamplona (con Zidane quejándose de un césped que no estaba en absoluto como para suspender el partido) y ahora dos derrotas seguidas, ante Athletic y Alcoyano. Sólo un triunfo en los últimos cinco partidos rebasa la calificación de bache y se mete de lleno en la de crisis. Otra más.
Zidane no cambia el discurso, pese a que en el pasado otro palo copero parecido a este (la eliminación a manos del Leganés en la 2017-18) ya desembocó en su renuncia tras levantar la tercera Champions seguida. "Cuando se pierde siempre hay cosas que se hablan… Asumo la responsabilidad y pasará lo que vaya a pasar, estoy tranquilo. Hay que asumirlo, lo asumo y vamos a ver qué pasa en estos días”, respondió enigmático a una pregunta sobre si veía peligrar su puesto. Sin Copa, sólo quedan dos troncos en el río de la 2020-21 a los que el Madrid puede aferrarse para llegar con aire en los pulmones al final del curso: una Liga en la que el Atleti le saca cuatro puntos (con dos partidos menos que los blancos) y una Champions en la que la opinión general pronostica que al plantel blanco no le da para competir más allá de cuartos.
Zidane y Militao, Jovic, Odegaard...
El enfado del club con Zidane en lo relativo a los resultados es equivalente al de los aficionados: circunstancial. Cuando gana, es un fenómeno; cuando pierde, no tanto. Sin embargo, en el Madrid contemplan con asombro la gestión de la plantilla que está haciendo el técnico, sobre todo en torno a algunos nombres por los que se hizo una enorme inversión y que apenas cuentan para el marsellés. Militao, por ejemplo, 50 millones de central para apenas 344 minutos este curso; Jovic, tan apartado que salió al Eintracht y en 30 minutos hizo dos goles en su redebut con el cuadro alemán; u Odegaard, el último caso, que empezó contando mucho y pasó a no hacerlo nada, hasta el límite de que se ha agotado de esperar y ha pedido salir, con Real Sociedad y Arsenal en la lista de pretendientes. Son activos del club que Zidane no explota y devalúa, lo que agranda la distancia entre el francés y la directiva, con Florentino a la cabeza.
El palo copero en Alcoi al menos liberado el calendario blanco, ayuda a que Zidane y sus hombres recarguen pilas para intentar la remontada en Liga y para que centren las atenciones en la Champions. Empezando por el sábado, cuando el Madrid viaja a Vitoria para medirse con el Alavés, que hace no tanto ya asaltó el Di Stéfano (1-2) y que cuenta con un historial batallador en su estadio ante los blancos en las últimas campañas. Otra derrota en Mendizorroza elevaría la toxicidad que rodea al aire que Zidane respira en este 2021 aciago.