Del Mudo al Comandante: la historia de José Luis Morales
Juan Luis Mora, su descubridor, cuenta para AS cómo captó al jugador con más partidos, goles y asistencias en los 111 años de historia del Levante en Primera desde el Fuenlabrada.
José Luis Morales es hoy el Comandante del Levante. El jugador con más partidos, goles y asistencias en los 111 años de historia del club en Primera División. Categoría de leyenda. Pero antes, Morales, o 'El Mudo', como lo conocían en el vestuario del Fuenlabrada, luchaba por labrarse un futuro en las categorías humildes del fútbol madrileño. El 'Fuenla', con menos brillo que en la actualidad, competía en Tercera y ahí es donde el conjunto de Orriols le captó casi por casualidad. Juan Luis Mora (Aranjuez, 1973), su descubridor, se desplazó para ojear a un central para el filial del que tenían buenos informes y se topó con Morales. El flechazo fue inmediato.
"Yo en aquel momento estaba en la secretaría técnica del primer equipo, hacía uno o dos años que me había retirado del Levante, pero también nos dedicábamos a ayudar en el filial. Además, en ese momento de alguna forma estaba involucrado en el cuerpo técnico de José Gómez. Intentábamos ir a ver e intentar firmar jugadores. En ese sentido, seleccionábamos los grupos fuertes de Tercera División en Madrid, Barcelona, Andalucía... Los grupos fuertes de la categoría. El presupuesto era el que era. No nos teníamos que ir mucho del arco. En este caso íbamos buscando una determinada posición (la de central) y estuve viendo ese día tres partidos en Madrid", rememora el ex guardameta del Levante, miembro de la secretaría técnica del club desde entonces, para AS.
"Recuerdo que fue en el campo de La Aldehuela, donde jugaba antes el Fuenlabrada, un domingo en la típica mañana madrileña de frío. Resulta que yo iba a ver en principio era otro jugador, pero llegó el partido y me fijé en él. Era un jugador vistoso, como lo veis ahora, cogía el balón a la altura del centro, regateaba... Pero a mí lo que me llamó la atención era que no era egoísta: llegaba a línea de fondo y la ponía atrás, buscaba asociarse... Y me quedé prendado".
A partir de ahí comenzó el engranaje de un fichaje que ha hecho historia: "Cómo es el jugador, qué trayectoria tiene, dónde ha estado, cómo es a nivel humano, su familia, de dónde viene... Recabé todos los detalles. A nivel Primera División es más fácil, pero al nivel de un fútbol regional, amateur, como es la Tercera madrileña es más complicado", cuenta.
Sobre todo para un jugador que estaba fuera del radar de las grandes escuelas, sin ser el clásico jugador de cantera. No obstante, "era un chaval con una trayectoria en la Tercer madrileña: había estado en Fuenlabrada, el Parla, de vuelta a Fuenlabrada... A mí me llamó la atención que ningún equipo de la zona, más allá del Madrid o el Atlético, que sé yo, Rayo, Getafe o Leganés no le echaran el hilo. Quizá en ese entonces tampoco los clubes tenían las redes de scouting que puedas tener ahora. O ahora se busca otra serie de cosas... En fin, no lo sé", reflexiona.
Él avisó a sus superiores de que había encontrado algo diferente. "Hablé con José Gómez: 'he visto a un jugador, tiene estas características...'. Conseguí algunos vídeos de allí de Madrid, le vio y me llegó un día por la mañana y me dijo: 'tiene que venir'. Yo lo tenía claro". Era el momento de proponer a la dirección deportiva, liderada por Manolo Salvador, el fichaje de un semidesconocido de 24 años para el filial. Ardua tarea. "El primer escollo era que venía con 24 años, no era Sub-23, y ahí costó un poco pasar por el aro. Al final nos pusimos un poco cabezones y acabó recalando aquí".
"En ese momento hablamos con el director deportivo y le dijimos: 'Manolo, Morales tiene que venir'. Le conté que había estado preguntando por él, me contaban que era un chaval que no hablaba en el vestuario, muy tímido, pero tenía algo". Mora extrajo ese juicio del mismo vestuario del Fuenlabrada. "Yo hablo con un compañero suyo y le pregunto cómo era en el vestuario y tal... Y me dice: 'en el vestuario no habla, le llamamos 'El Mudo'. Él llega, se viste y a jugar'".
En aquel momento, la estructura del filial se centraba en rastrear la Comunidad Valenciana, condicionado por el reducido presupuesto con el que contaban en la etapa post ley concursal, y él optó por ampliar las vistas sin condicionar el gasto. "Tuvimos una reunión y expuse que se tenía que valorar, ya que teníamos la posibilidad de viajar, de ampliar la frontera. De Madrid vinieron dos o tres jugadores: vinieron Andy, Provencio, Morales o Juanma. De Barcelona y, como no, Valencia, otros. También de Andalucía y el País Vasco vino algún jugador". Entre ellos también un tal Roger Martí.
"Eso suponía no irte mucho del presupuesto, porque en aquel momento lo que podías optar a ofrecer en contratos no eran precisamente millonarios. Era un sueldo que iban a cobrar, para gente que venía sin cobrar, y lo que podíamos vender era estar en un equipo filial. Eso al final es algo muy llamativo y atractivo para ellos", cuenta.
Sin embargo, con Morales daría con la tecla. Su gran logro. "Quedamos en un hotel de Aranjuez. Vi que era un jugador que tenía hambre, que quería demostrar que podía estar en el equipo. La característica que destaco es que tenía hambre. Venía de unas condiciones donde no se cobraba, o se cobraba mal, tarde o nunca. Pasas del barro a tener una perspectiva de filial donde, por qué no, si se dan bien las cosas se puede dar la posibilidad de estar en un primer equipo". Al citarse y preguntarle si quería algo, refiriéndose para tomar, le contestó que "un boli para firmar". No había más que hablar.
Sin embargo, la realidad ha superado las expectativas. "Que fuera Comandante no lo esperaba, porque no ha hecho ni la mili", bromea. "Pero que un día se hubiese abierto hueco o formara parte del primer equipo sí veía que podía tener esa proyección". Morales, con 33 años, y en pleno proceso de renovación, ya es uno de los más grandes de la historia del Levante. Una carrera que comenzó en Fuenlabrada.