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BURGOS 0 - ESPANYOL 2

Wu Lei, Oier y el joven Svensson rompen el hielo en El Plantío

Le funcionó al Espanyol el plan B ante un estético y valiente Burgos, en buena parte gracias de nuevo a una notable actuación de Oier en la portería.

Burgos CF-Espanyol
RCD Espanyol

Se cumplía esta semana un año del apoteósico 2-2 ante el Barcelona para el Espanyol, con un gol sobre la bocina de Wu Lei ante un enfervorecido RCDE Stadium. 12 meses después, otra diana del atacante chino y un tanto del joven Max Svensson, esta vez apoyados en un notable Oier que ya fue providencial en Llagostera, servían para pasar ronda a duras penas contra el Burgos, ante solo 850 espectadores. Es acaso el destino, entre la pandemia, los designios de la Copa del Rey y la cruda realidad, lo que define la vida de un Espanyol pragmático y tan glacial como El Plantío, literalmente, pues en una de las bandas más que jugar se podía bailar sobre hielo.

Respondió la primera mitad al guion esperable entre un Espanyol absolutamente encomendado a su plan B, con ocho de sus titulares directamente viéndolo (a duras penas) por la tele en Barcelona y solo uno, Lluís, repitiendo de Las Palmas –y porque está sancionado para LaLiga– y un Burgos con casi todo en el gélido césped, salvo Juanma y Cerrajería aguardando en el banquillo. Para los pericos, fue del todo anodina salvo en una acción individual de Vargas y un par de ocasiones con fallos de un Wu Lei aún frío para atinar. Para los albinegros, en esta ocasión de rojo como el Burgos de antaño, supuso la presentación de su candidatura a dar la sorpresa, con Álvaro Rodríguez, Saúl Berjón y Guillermo Fernández acercándose cada vez más a Oier.

En la reanudación, y cuando se lamentaba aún el Espanyol por la clarísima ocasión que acababa de fallar Campuzano, en su primera titularidad desde julio, llegó el 0-1 en una jugada de tiralíneas, con Nico Melamed abriendo entre líneas para Dídac, centro medido del lateral y cabezazo de Wu Lei anticipándose a los centrales.

No obstante, nada más lejos de la realidad si creían los pericos que había llegado la tranquilidad. Solo un minuto después, entre Lluís y un inspiradísimo Oier salvaban una triple ocasión local, con dos remates del recién ingresado Juanma y uno de Undabarrena. Al portero se le multiplicaba la faena, con otra intervención salvadora poco después, en el 63’, a la que se añadiría una más a ocho minutos del final.

Como las luces de Navidad se van apagando en el anochecer del 6 de enero, se le fue agotando la batería a un Burgos más potente que un Segunda B medio y, eso seguro, con una firme voluntad de jugar bonito. Con la eliminatoria aún en el aire, la noticia la protagonizaba Álex López al entrar en juego, disputando sus primeros minutos con el Espanyol desde abril de 2019. Junto a él irrumpía otro canterano, Jofre Carreras, quien tuvo el 0-2 en un chut que se cruzó en exceso.

Pero la guinda, como correspondía al día del roscón, la puso otro joven atacante, 19 años, que ya había tenido sus minutos ante el Llagostera y que en Burgos se estrenó como goleador. Ya en el añadido de la segunda mitad, Max Svensson se internó por la izquierda y, pese a ser hijo de un mítico exportero (en su caso de balonmano) como Tomas Svensson, no tuvo piedad de Barovero, ex de River Plate.

Cumplió el plan B, incluso el C, de un Espanyol que sin estridencias, con resultados cortos pero con efectividad ha superado a Llagostera y Burgos, que sigue reservando a sus titulares para el objetivo prioritario de LaLiga –el Castellón llega el domingo a Cornellà– y que cruzará los dedos para no tener que desgastarse en exceso en la próxima ronda.