Hechuras de campeón
El Almería muestra una solvencia plausible tanto en el aspecto ofensivo como en el defensivo. Con un estilo de juego asociativo, las rotaciones extremas mantienen a todos enchufados.
Sólo el ritmo del Espanyol y Mallorca y la imprevisibilidad del fútbol hacen que no se pueda aseverar que el Almería será equipo de Primera División en fútbol. Los números que lleva el cuadro rojiblanco son los mejores de su historia, con 41 unidades tras una veintena de jornadas disputadas, por lo que de continuar este ritmo, los almerienses se proyectarían a 86 puntos, que deberían dar el ascenso directo.
Los resultados no son fruto de la casualidad, sino más bien de la causalidad, desde las incorporaciones realizadas durante el estío, con otras continuidades hasta el trabajo de José Gomes, que de estar en la cuerda floja tras perder cinco de sus seis encuentros iniciales con la UDA ha pasado a construir un equipo con identidad propia, como hace tiempo que no se veía por el club almeriense.
En octubre el ex del Marítimo pidió paciencia a la nueva propiedad y tiró de sentimientos al invocar a ese Almería de Emery que acabó subiendo de gorra en 2007 tras tres perder los tres primeros encuentros, siendo colista y con el ahora entrenador del Villarreal teniendo un ultimátum ante el Cádiz. El Almería de Gomes no llegó a ser farolillo rojo, pero sí penúltimo. Del descenso ha pasado al podio de la competición. De la etiqueta de ultradefensivo a ser quien más tiene el esférico de la liga sin ser una posesión estéril.
"Defender bien nos permitió atacar con equilibrio y circular el balón", dijo el luso en la rueda de prensa postpartido de ayer. Su equipo se distingue por eso: a pesar de los buenos registros en ataque, Gomes ha construido un Almería fuerte en el aspecto defensivo, que hace mucho hincapié en las vigilancias ofensivas y en las transiciones. No sólo cumple en este sentido una de las mejores zagas de la categoría, sino que los Samu, Corpas y compañía se desfondan sin balón. Precisamente el joven mediocentro portugués y Morlanes han cumplido por fin el viejo anhelo de la afición de cumplir con una sala de máquinas envidiable. La salida de balón es limpia desde atrás, participando Makaridze activamente en la zona de iniciación, con el nivel que muestra Cuenca en este sentido.
Aunque posee diferentes registros en ataque, José Gomes busca un juego asociativo interior para acumular gente por dentro y dejar las bandas para Balliu y Akieme, quienes se incorporan constantemente en ataque con criterio. Atraer por dentro para jugar por fuera, dando siempre la posibilidad de filtrar ese pase interior decisivo, véase el 1-0 de ayer con Morlanes y Aketxe para que Sadiq, de dulce, adelantase a los suyos en el primer minuto. Las rotaciones extremas del técnico portugués, además, permite tener a todos enchufados, con un fondo de armario que, sin llegar el nivel de la 'unidad A' cumple y gana. Con el técnico del gusto de El Assy, Gonçalves y compañía, dándole la paciencia que no habían tenido anteriormente, y un buen ambiente en el vestuario, hay argumentos de sobra para que la hinchada almeriense sueñe con volver a Primera seis años después si la secretaría técnica no tiene en la ventana invernal los errores de hace un año.