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“El Darderismo este año es subir, no queda otra”

Capaz de “una promesa grande” en caso de ascenso del Espanyol, Darder explica por qué le regaña Vicente Moreno o hasta qué punto llega su competitividad.

Sergi Darder, jugador del Espanyol, celebrando su gol al Sporting.
Carlos MiraRCDE

¿Qué es el Darderismo? Cortita y al pie es la pregunta que desde el propio Espanyol le lanzan, en un divertido cuestionario, al futbolista que acuñó este término, en verano de 2018, cuando dijo –entre muchas comillas– que los pericos podían ganar LaLiga. Hoy el Darderismo es otra cosa. “Este año, subir, no queda otra”, contesta igual de lacónico aunque directo Sergi Darder, acaso el primer futbolista que pone nombre a esa meta.

El mediocampista perico no se queda ahí, sino que da ideas sobre promesas que podría cumplir en caso de que a final de temporada se certifique el retorno a Primera del Espanyol. “Ahora que tengo poco pelo, puedo decir que me rapo y no tendré problema. Puedo volverme a disfrazar y pasear por Barcelona”, propone, en alusión velada al picante disfraz que llevó en su despedida de soltero, y que dio tanto que hablar que lo borró de sus redes sociales. Y remacha: “Con el objetivo de subir, todo el vestuario haría una promesa bastante grande, porque es el reto real, asumible aunque también difícil, y hemos de conseguirlo”.

En un plano más desenfadado, reconoce Darder que le encanta tirar sotanas. “De hecho, recibo bastantes broncas del míster porque dice que en los entrenamientos intento tirar muchas. Quienes están en mi posición son los que pringan un poco más”, desvela, entre sonrisas, un canterano perico cuyos primeros recuerdos se remontan al equipo de su pueblo, Artà, “a ir a pasar tres horas al día al campo de tierra”.

Y, hablando de niños y de juegos de cartas, asume Darder ser “bastante tramposo y competitivo… Mi niño aún no me ha ganado, por eso que dicen que los padres se dejan ganar por los hijos. Perder no va conmigo”, se justifica, en un ambiente desenfadado. Y detalla también que tiene tatuados tres leones, uno precisamente por su hijo, otro por su pareja y el restante, por él, “y hay un espacio reservado para la niña que hemos tenido”, añade.

Cuenta el mediocentro que su ídolo “de toda la vida” es Fernando Torres, “así que tener un almuerzo con él no estaría mal”, que siendo mallorquín prefiere la ensaimada sobre la sobrasada y que, si tuviera un superpoder, le encantaría “no pensar. Cuando las cosas van bien, agradeces el pensamiento, pero cuando van mal, darle vueltas a algo que no tiene solución es agobiante y te condiciona el día”.