Foto del fútbol-pandemia
El Barça, a resolver el pase ante un Dinamo en cuadro. No hubo más positivos y el partido, se podrá jugar salvo sorpresa. El sábado espera el Betis y Koeman se plantea rotar.
EI Barça-Dinamo de esta noche en el Camp Nou es una fotografía exacta del fútbol-pandemia de nuestros días (sigue el encuentro en directo en As.com). Un partido a puerta cerrada y un equipo mermadísimo por las diabluras de la COVID-19 que se ha visto obligado a dejar en Ucrania a nueve jugadores (otros cuatro son baja por lesión o sanción). El escenario, no obstante, no debería confundir al Barça, que hace un par de semanas vio por televisión cómo el Shakthar sorprendía al Madrid en Valdebebas con apenas once jugadores de máximo nivel. De momento, y para que se celebre el partido, los jugadores del Dinamo, que ayer se fueron a dar un tour de hora y media en autobús por Barcelona en una medida sorprendente para un equipo en alerta, superaron los últimos PCR a los que se sometieron por orden de la Departament de Salut de la Generalitat.
Koeman reconoció que no controla a un buen puñado de los jugadores que llegaron ayer a Barcelona (seis pertenecen a la lista B). El holandés está a otra cosa. Respira en el ambiente que el culé de a pie está satisfecho por su apuesta por los jóvenes. Por eso pide prudencia para los niños y paciencia para un equipo que ha escogido este camino. El nuevo gestor al mando, Tusquets, también arrima el hombro y solicita un "voto de confianza". Pero Koeman sabe que también hay tiburones y que no es plato de buen gusto de ciertos precandidatos. En esas aguas turbulentas deberá moverse toda la temporada.
Metido en un buen lío en LaLiga, la fase de grupos de la Champions es un oasis para el Barça. De hecho, así lo ha sido durante los últimos 15 años. Su problema ha llegado con su mal manejo de las eliminatorias. Si gana al Dinamo, estará virtualmente en octavos, pero el sábado espera el Betis y Koeman se plantea unas rotaciones que incluso podrían alcanzar a Messi, aunque eso so palabras mayores... Puede ser un día de niños: Dest, Pedri, Ansu, Trincão... Eso, si la COVID-19 deja que un clásico, Michael Oliver, dé el pitido inicial.