El día que el Dream Team de Cruyff sublimó el fútbol
El Barça-Dinamo de 1993 está considerado el mejor partido de la era del holandés como técnico. Romario dijo: "Nunca vi jugar a un equipo mejor; ni a Brasil".
Cuando hablo con Guardiola, siempre charlamos de aquel partido. Sí, fue uno de los mejores". Así recordaba ayer Ronald Koeman el Barcelona-Dinamo jugado el 29 de septiembre de 1993 y que está considerado, por encima del 5-0 al Real Madrid o de un 0-6 en San Mamés, como la obra cumbre del Dream Team de Cruyff. El Barça llegó herido de Kiev al Camp Nou, con un 3-1 en contra y con el recuerdo de lo que había sucedido sólo un año antes contra el CSKA Moscú. Entonces, había sido eliminado en octavos (2-3) contra todo pronóstico cuando defendía la corona de Wembley. Contra el Dinamo, Cruyff y el Barça fueron aquella noche más Cruyff y más Barça que nunca. El holandés se la jugó con un 3-4-3 en el que juntó a Bakero, Laudrup, Begiristain, Romario y Estabaranz en la delantera (Stoichkov fue el extranjero que quedó fuera, ya que la UEFA, tiempos pre-ley Bosman, sólo permitía tres en la convocatoria). Ferrer y Koeman eran los únicos defensas puros. El Barça fue un vendaval pero, además, jugó un fútbol de ballet. Como muestra, el 1-0. Un balón de Bakero que Romario dejó pasar con un gesto sólo al alcance de los elegidos. Laudrup puso el balón en el rincón y, a renglón seguido, el mismo Bakero aprovechó un pase atrás de Txiki para el 2-0. Rebrov (hoy entrenador del Ferencvaros), hizo el 2-1 al filo de la media hora.
Pero el Barça volvió a ser un ciclón en los primeros minutos de la segunda parte. Un cabezazo de Bakero. El gol decisivo, una vez más, lo puso Koeman de falta directa. El Barça tiró casi 30 veces y estrelló tres balones en los palos. "Nunca vi jugar a un equipo mejor, ni a Brasil", dijo Romario. La mejor frase, como siempre, la puso Johan. "Ha sido un anuncio para el fútbol".