Los otros protegidos de Koeman
No sólo Messi tiene privilegios. Los treintañeros Alba, Piqué y Busquets, señalados en Lisboa, lo juegan casi todo cuando están disponibles pese a haber tenido también errores.
No sólo Messi, que ha jugado todos los minutos oficiales de la temporada (con el Barça y con Argentina) tiene 'privilegios', si así se puede decir, con Ronald Koeman. Pese a terminar señalados la temporada pasada por el 2-8 de Lisboa hasta el punto de que dos de ellos, Sergio Busquets y Jordi Alba, eran transferibles; y el otro, Gerard Piqué, se ofreció como cabeza de turco, los treintañeros y vacas sagradas del vestuario del Barça han jugado prácticamente todo cuando han estado disponibles pese a que su rendimiento está en cuestión. En cierto modo, también están protegidos por Koeman.
Lo de Sergio Busquets y Jordi Alba viene de atrás. Superados físicamente en los grandes partidos europeos en temporadas anteriores, los dos empezaron relativamente bien, con buenas actuaciones ante Villarreal y Celta, pero su rendimiento ha empezado a caer en cuanto se han empezado a acumular los esfuerzos. A Busquets le pasó por encima el Clásico y la semana con tres partidos que acabó en Vitoria. No tuvo demasiada explicación que Koeman prescindiese de Pjanic después del partido que había firmado en Turín, ya que el bosnio sí está físicamente a buen nivel. Busquets ha jugado 523 minutos y sólo ha sido dosificado en la Champions ante Ferencvaros (24') y Juventus (45'). En LaLiga había jugado todo menos ocho minutos hasta que Koeman detectó que en Vitoria no estaba sumando lo necesario y lo sustituyó. Le cuesta darle velocidad al juego. Veremos si como señal. Alba, por su parte, jugó el Clásico entre alfileres, después de haberse lesionado en el partido del Sevilla y de utilizar el parón para recuperarse. Júnior continúa en el ostracismo sea cual sea el rendimiento de un jugador que ahora, al menos, está amenzado por Dest. Alba estuvo desconcentrado y, por primera vez, recibió un toque de atención con la sustitución,
Busquets y Alba charlaron a principio de temporada con Koeman. Los dos, que estaban en la lista negra después del 2-8 de Lisboa, está atados al club por contratos larguísimos y altísimas fichas en dos casos complicados de atacar en la adecuación salarial. Koeman les expuso una situación que ellos ya conocían. Como su salida era imposible, iban a seguir. Contarían con ellos pero les pedía compromiso. Después de un buen inicio, su rendimiento empieza a ser de nuevo dubitativo, pero de momento nadie les tose y Koeman no les ha dado los mismos toques de atención que a Griezmann, Dembélé o Ansu, por poner algunos ejemplos.
Piqué también ha jugado siempre que ha estado disponible. Pese a no ser de los peores la temporada pasada, el central levantó la mano después del desastre en Da Luz, pero finalmente no salió del Barça y hasta ha ampliado su contrato hasta junio de 2024. Koeman le ha dado galones y lo ha jugado todo excepto el partido de Turín, donde estaba sancionado. Después de un buen inicio, como el de Busquets y Alba, ha perdido la concentración. El día del Ferencvaros fue expulsado por enrocarse en una acción Nguen con 3-0; contra el Madrid perdió junto a Lenglet la referencia en la acción del 0-1 de Valverde; y ha completado diez días horribles con la acción con Neto en Mendizorroza. Aunque el brasileño pudo haber despejado el balón antes, fue el central quien metió al portero en un lío. Primero con un gesto que le confundió. Luego, mandándole un balón que se le echó encima demasiado pronto. Sea por su estatus o por la ausencia de centrales en el Barça (Umtiti y Araújo están sin el alta médica), Piqué tampoco está amenazado.
Una de los cambios más aplaudidos en este inicio de la era Koeman ha sido la recuperación de ciertos valores: la profesionalidad en los horarios, la seriedad e intensidad en los entrenamientos y el regreso de cierta meritocracia que ha permitido que los críos como Ansu o Pedri sean titulares en muchos partidos. Con las vacas sagradas, sin embargo, Koeman todavía no se ha atrevido. Ciertos privilegios siguen vivos en Can Barça.