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WOLVERHAMPTON

Adama: "Si piensan que sólo soy velocidad, tienen un problema..."

El extremo del Wolverhampton ha analizado su carrera en el Daily Mail y ha contado como pergeñó con su cuerpo técnico su pequeño secreto para evitar agarrones.

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Adama: "Si piensan que sólo soy velocidad, tienen un problema..."

Adama Traoré vive un momento dulce. Instalado ya en la Selección Española y, según los medios ingleses, en conversaciones para renovar su contrato con el Wolverhampton. De su crecimiento en La Masía soñando con Ronaldinho a ser tentado por la NFL, el extremo ha revisado su trayectoria y la actualidad en una extensa entrevista en el Daily Mail, donde ha contado, entre otras cosas, cómo junto a su cuerpo técnico dieron con la idea de untarse los brazos con aceite para evitar los agarrones.

Adama: "Si piensan que sólo soy velocidad, tienen un problema..."

Ronaldinho, la pasión de Adama: "Para mí, la llegada de Ronaldinho a Barcelona fue increíble, algo mágico. Luego, Andrés Iniesta y poco después vinieron más jugadores como ellos. Pero con quien empezó todo fue Ronaldinho. A mi edad, Ronaldinho era el mejor".

Trasnochar para ver al Barcelona y a Ronaldinho: "Siempre recordaré su primer gol ante el Sevilla. Controló el balón en la línea media y pasó a dos jugadores. Mi casa no estaba lejos del Camp Nou, así que escuché los gritos y el ruido en mi cama. El partido era a medianoche y estaban dando comida gratis a la gente para que lo vieran. El estadio estaba lleno. Y lo vi al día siguiente. Antes de Ronaldinho, el Barcelona no podía desafiar al Real Madrid, porque tenía a los Galácticos y lo ganaron todo. Luego cambió. Los chicos de la cantera antes teníamos pases gratuitos para ver los partidos y los veíamos entrenando junto a La Masia. Ronaldinho era asombroso y mágico".

El fútbol callejero: "Cuando era pequeño, mi hermano, mis amigos y yo solíamos jugar un torneo contra todos, cinco contra cinco. La gente nos conocía, porque yo jugaba en el Barcelona y mi hermano jugaba en el Espanyol. Ganábamos la mayoría de nuestros partidos y decían: 'Hay dos hermanos, uno jugando en el Barcelona y otro en Espanyol. Tienen un equipo de amigos y son muy buenos', así que venía gente de todas partes de la ciudad y solían desafiarnos. Yo tenía 14 o 15 años en ese momento y solía jugar contra chicos de 17 y 18. Jugamos contra todos donde crecimos y fue muy divertido".

Los peligros de la adolescencia: "Había algunas pandillas, pero cada vez que jugábamos contra ellas, nos centramos en el fútbol. Eso también estuvo bien. Podrías jugar contra un pandillero y lo que sea que esté pasando en su vida personal, él lo olvidaría. Todo lo que importaba era el fútbol. La mentalidad es muy importante. Tus padres pueden educarte, y eso es importante, pero también se trata de lo que quieres de la vida. Si tienes las cosas claras y quieres tu sueño y crees que puedes conseguirlo, significa todo. Mi sueño era ser futbolista y trabajé para ello y esto era lo que importaba, así que no me importaba lo que estaba pasando por todos lados".

La tentación de la NFL: "Los cazatalentos de la NFL lo intentaron, pero yo quería ser futbolista. Mi sueño siempre fue jugar al fútbol".

Los asados ingleses de los domingos y la religión: "Amo esos asados y, si quitas el cerdo, pues lo tengo todo. Las patatas asadas, los pudines de Yorkshire y la salsa no puedo comerlos, pero me gustan las cenas de los domingos con un poquito de salsa. Ahora conozco las costumbres de Inglaterra y me gustan. La taza de té, la cena del domingo, es bueno. Me gusta conocer culturas diferentes, saber cómo piensan y adaptarme. 

Su estilo de juego y la velocidad: "No creo que la velocidad tenga que ver con el color de la piel, aunque, para mí, no importa porque sé lo que tengo, sé cómo juego, sé lo que doy y si la gente piensa que mi habilidad solo es la velocidad, está bien, no hay problema, el problema es suyo y tendrán una sorpresa".

El aceite en los brazos para evitar agarrones: "El cuerpo técnico tuvo una idea muy inteligente porque sabían que estaba teniendo problemas con mi hombro. Los oponentes me agarraban del brazo para que no me moviera, tiraban de mi hombro. Si pones el aceite, es imposible que me agarren, especialmente si yo también me muevo. Al principio fue muy divertido porque muchos jugadores me agarraron del brazo y no podían atraparme. Se preguntaban '¿qué pasa?' y seguí diciendo que no sabía nada. Todo el mundo lo sabe ahora, pero no importa. Es importante para mí porque los jugadores tienen que usar otra táctica. Ahora que tengo el aceite en el brazo, ¡puedo escaparme!"