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MIGRANTES DEL BALÓN

Rubén Albés, el propulsor del Hermannstadt

La llegada del técnico vigués a Rumanía ha supuesto un antes y un después en la historia del Hermannstadt, que tan solo ha perdido uno de sus últimos 14 encuentros.

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Rubén Albés, el propulsor del Hermannstadt
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"Estoy seguro de que vamos a salvar al Hermannstadt", dijo Rubén Albés tras aterrizar en Rumanía para ponerse a las riendas del club de Sibiu. Y no solo lo salvó, sino que firmó un final de temporada soberbio -cinco victorias, dos empates y dos derrotas- que permitió a Anamaría Prodan, propietaria de la entidad, sacar pecho por su apuesta para el banquillo. Tras un verano breve -apenas pasaron 20 días entre el final de una temporada y el inicio de la siguiente- con escasos cambios en la plantilla, el Hermannstadt mantiene el paso firme en la Primera División rumana. "Me está yendo mucho mejor de lo que esperaba cuando decidí marcharme al extranjero. Adaptarte no es sencillo y el crédito que tienes es menor", valora Albés después de empatar ante UTA Arad. "Tras dos años luchando por no descender, el objetivo es entrar en el 'play-off' por el título", añade el entrenador gallego, consciente de que será "tremendamente difícil" cumplir dicho objetivo.

Será difícil, pero si hay un camino a seguir ese es el que está recorriendo Hermannstadt. En las primeras siete jornadas de la Liga 1, el equipo de Rubén Albés ha cosechado dos victorias, cuatro empates y una derrota que le colocan sexto, en disposición de alcanzar el tramo final de temporada sin la preocupación que supone luchar por eludir el descenso. "Si los jugadores no creen en sus virtudes es difícil que puedan hacer algo en el campo. Hemos conseguido que sientan que tienen posibilidades de estar más arriba. El factor emocional ha sido fundamental para llegar a afrontar cada partido con la intención de ganarlo", desvela Albés, que ha conseguido mantener en el tiempo la revolución anímica que supuso su desembarco en el banquillo de Sibiu: "Cuando llega un entrenador nuevo la reacción es instantánea. Todo el mundo tiene esperanzas. Lo complicado es mantener esa actitud en el tiempo. Convertir el espejismo en realidad".

Desde el primer momento, la llegada de Rubén Albés al banquillo del Hermannstadt generó un sentimiento de familia que ha aupado al equipo en los tramos más complicados. "A nivel humano, el vestuario es espectacular. Todos sentimos que vamos en el mismo barco y esa conexión nos hace marcar diferencias. Yo creo en mis futbolistas y mis futbolistas creen en mi", estima Albés, que solo ha perdido uno de sus últimos 14 partidos al frente del equipo rumano: "Nos creemos mejor equipo del que éramos, pero sabemos que nuestra obligación es lograr el máximo de puntos posibles. Sería un sueño pelear con los mejores, pero eso está aún muy lejos". Es la mejor racha de resultados en la historia del club, que fue fundado en 2015 y alcanzó la élite tan solo tres años después, aunque su mejor resultado en la Liga 1 es la octava posición conseguida el pasado curso.

Rubén Albés, cuyo 'staff' completan Iván Cabezuelo (asistente) y Toni Madrigal (preparador físico), confiesa haberse visto "gratamente sorprendido" por el nivel de la Primera División rumana. "Cuando estas en España piensas que nuestro fútbol es el mejor y que todo lo demás prácticamente ni existe, pero en Rumanía hay una generación brutal de jóvenes futbolistas", valora el entrenador vigués, tanteado en las últimas semanas por otros clubes del país y por el siempre pudiente mercado asiático: "Es algo que no suma: si escuchas muchas cosas te engorda el ego". Por el momento, el día a día de Rubén Albés pasa la región de Transilvania, donde espera conducir al Hermannstadt hacia los mejores resultados de su aún corta y modesta historia.