Griezmann y De Jong, la cara B
Su partido en Getafe fue una fotografía de su estancia en el Barça. Desdibujados, intrascendentes y con fallos decisivos. Su crédito se agota. Koeman puede mandarlos al banquillo.
El partido que jugaron De Jong y Griezmann este sábado en Getafe fue, sencillamente, inaceptable en dos futbolistas que han costado 86 y 120 millones de euros, respectivamente, y que ya han tenido un año para adaptarse al Barça. Sin excusa posible, la paciencia en el club y en la afición se está agotando con ellos tanto como su crédito. Tanto que Ronald Koeman medita muy seriamente dejarlos en el banquillo en una medida que ande entre el castigo y la terapia. Si Koeman vino enarbolando la bandera de la meritocracia, ninguno de los dos ha hecho lo posible por mantener la titularidad pese a que, en ambos casos, hasta se les ha buscado el mejor acomodo posible, en posición y sistema, para que rindan.
El partido de Griezmann y De Jong en Getafe fue una fotografía de su estancia en el Barça. Desdibujados, intrascendentes y, peor todavía, con fallos decisivos. Concretamente, los dos que decidieron en el partido. En la primera parte, cuando más serio estaba el Barça, el francés se quedó solo ante Soria después de una maravilla de Pedri y remató a las nubes. Una definición muy mediocre que, desde luego, no hace honor a su fama. Griezmann no habló después del partido. Sí lo había hecho después de marcar con Francia. Allí, señalándose la estrella de campeón del mundo, había deslizado una crítica a Koeman porque en la selección, según él, Deschamps sabe en qué posición colocarle y hay unos compañeros que confían en él. Pero cuando uno se queda solo ante el portero, no hay posición posible. Decide el talento y el buen pulso. Pedri, como sus compañeros de Francia, sí confió en él. Tanto que le dejó solo. Y Griezmann mandó el balón a Madrid Sur. Sus números en la Liga son insostenibles en el Barça, empiezan a no ser únicamente una cuestión de posición y, por más que no tuviese ninguna mala intención, convierten sus declaraciones con Francia en algo frívolas. Desplazado de la posición de falso extremo derecho a la de falso nueve, también fracasó en Getafe. Koeman lo mantuvo en el campo 80 minutos hasta que le dio una oportunidad a Braithwaite, que provocó más peligro que él en todo el partido.
De Jong también fracasó rotundamente en el banquillo. Su error, infantil e inmaduro, entrando fuera de lugar a Djené dentro del área, donde está prohibido cualquier ejercicio excesivo, denotan a un jugador desnortado, que exhibió la misma mirada perdida que en la noche de Cornellà cuando su expulsión costó dos puntos al Barça que acabaron siendo decisivos en la futura destitución de Valverde. De Jong es todo lo contrario a ese jugador atrevido y descarado que impresionó con el Ajax en la Champions de la temporada 2018-19. Es un jugador plano que no llega al área, que no coge el timón del equipo ni emociona y que ahora incluso comete estos errores que, ya lo debería saber, penalizan más que nunca en partidos ante rivales tan ásperos como el Getafe. Si se manda a las nubes la acción de Griezmann y se regala un penalti como el de Frenkie de Jong, contra el Getafe se pierde. Es una certeza.
Koeman no se cebó después del partido con ninguno de los dos. Pero su credibilidad como entrenador también va a estar en juego en función de las decisiones que tome. Y Pjanic, que vino por un dineral y para ser un jugador de rendimiento inmediato, está esperando en el banquillo. Como Aleñá. Y mientras Busquets está rindiendo, De Jong no lo está haciendo. Lo mismo puede decirse de Antoine Griezmann. Futbolistas como Braithwaite o Trincao esperan una oportunidad. O el mismo Pedri, que en Getafe demostró pasión y fútbol. Eso, por no hablar si hubiese llegado Depay... Tal vez entonces Griezmann ya no sería ni titular en el Barça.