Llegar y besar el santo
Berenguer aterrizó, pasó el reconocimiento, se entrenó un par de horas y viaja a Vitoria. Derbi con urgencias para dos equipos que están necesitados de puntos.
Agrandes males se buscan remedios milagrosos. Falta por ver si Berenguer ejerce de santero. El Athletic apenas puede fichar, por su particular filosofía, y cuando llega una cara nueva es casi un acontecimiento mundial. Por eso el extremo navarro, contratado del Torino por diez millones y dos en variables, contribuye a reanimar a la gente. No es una estrella, pero al menos menea un poco la coctelera, demasiado acomodada. En el Alavés, los fichajes no se pueden ir a semejantes cantidades: ha aterrizado Tavares, un lateral portugués que llega procedente del Benfica en calidad de cedido para este curso.
Mendizorroza cita a dos equipos deprimidos (sigue el partido en directo en As.com). El Alavés no acaba de arrancar con Machín y ya se sabe que Querejeta tiene la guillotina más y mejor engrasada del fútbol español. Y el Athletic ha vuelto a la crispación. El ridículo del jueves ante el Cádiz devuelve a Garitano al escaparate de las críticas. No peligra su puesto pero su discurso de que "la Primera División no está fácil para nosotros" ha incendiado Bilbao. Y no digamos ya la eterna alusión a que no tiene un delantero de referencia, dejando caer que quiere a Llorente, un nombre tabú en La Catedral por su mala salida hace años.
El único punto que campea en el tablero del Glorioso se consiguió en casa contra el Getafe de Bordalás. El empate a cero pareció dejar satisfechos a todos. El otro choque en Mendizorroza se saldó con derrota (0-1) ante el Betis. Lejos de Vitoria perdió en Granada y Villarreal. El Alavés sólo acumula un punto pero el nerviosismo todavía no se ha instalado en las oficinas del Paseo de Cervantes. Machín es el apóstol de los tres centrales pero, hasta que la plantilla no quede apuntalada, apostará por el 4-4-2. Mientras, Garitano anhela salir aliviado del segundo derbi en una semana, tras imponerse en Eibar