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BARCELONA

El líder, y la emoción, es Koeman

Siete goles a favor en dos partidos; cero en contra con un tiempo entero con un jugador menos. Ha recuperado la cultura del esfuerzo y el respeto al escudo. Los jugadores le siguen.

Barcelona

Gerard Piqué y Leo Messi nacieron en 1987; Sergio Busquets, en 1988; Jordi Alba, en 1989. Y Sergi Roberto, en 1992. Sin contar, obviamente, a Ansu Fati (alumbrado en 2002). Esos son los canteranos del Barça que iniciaron el partido contra el Celta de Vigo este jueves (0-3). Puede ser que a ninguno de los seis les sonase nada como entrenador. Pero el golpeo de su bota derecha en Wembley es universal. Y retumbará siempre. Ese es Koeman en el Barça. Y como él mismo diría, "y nada más".

Koeman es el primer entrenador desde hace no se sabe cuándo que admite que la situación económica del club es "muy, muy, muy, complicada" llevando menos de un mes en el cargo. Koeman es el primer entrenador desde hace no se sabe cuándo que matiza que, siendo el mejor jugador de la historia del club, "Messi tiene que acompañar la evolución del equipo". Koeman, en resumen, es el primer entrenador que recupera la ilusión de la afición del Barça. Porque no sólo quiere ganar, quiere machacar. No sólo quiere marcar, quiere no encajar. No sólo quiere cumplir, quiere que la afición se emocione con su equipo. Koeman, por encima de lo que representa como símbolo, es ilusión. Para el culé, Koeman es su pelotazo contra Pagliuca. No quiere representar más que eso.

Los hechos son los siguientes. A Koeman, una vez convencido de llegar al Barça, le ha dado casi igual tener al mejor jugador del mundo en su equipo. "Messi encontrará su espacio en la evolución del equipo", dijo el 24 de agosto muy consciente de que el argentino iba a anunciar que quería largarse. Pero Koeman tenía dos cartas. La primera, que se fuese. Malo, porque el día de su presentación definió sencilllamente a Messi mejor que nunca ("gana partidos"). Pero, si seguía, sabía resolverlo. Ya se lo había advertido.

Llegados a este punto, Messi, aislado de su guardia de corps no de manera involuntaria (Suárez y Vidal), ha decidido creerse el discurso de un entrenador que ha recuperado físicamente a Jordi Alba y Busquets, cuenta con la colaboración de un tipo que lleva meses en silencio pero sabe que es clave para la estabilidad el club (Piqué), ha recuperado para la causa a un jugador realmente bueno que el normalmente buen gusto culé no había sabido catar (Coutinho) y le ha soltado el bozal a Ansu. Todo sobre un respeto a la norma. Todo sobre la orden del jefe, el francotirador de Wembley.

El Barça ha ganado sus dos partidos con un balance de siete goles a favor y cero en contra; el Barça ha sabido jugar con diez con un 4-4-1 básico en el que la clave, obviamente, no es el posicionamiento de los jugadores sino la voluntad de empujar. Koeman ha recuperado la cultura del esfuerzo que en el Barça se había perdido hace tiempo. Y el Barça, efectivamente, vuelve a ser un equipo. Creerse a Koeman o no, es una cuestión del vestuario. Pero este holandés, con un zapatazo, puso de vuelta a un club centenario. Conviene tenerlo en cuenta.