Alejandro Llama, un exfutbolista con la incapacidad a los 24 años
En la temporada 2013-14 se lesionó cuando jugaba en el Juvenil A del Atlético y, tras cinco años tratando de volver a jugar, se retiró y ahora cobrará una pensión.
Las lesiones son la cara amarga del fútbol. Hay jugadores que prometen mucho o que tienen ya una carrera consolidada y en un segundo un golpe de mala suerte puede cambiar su destino para siempre. Hay innumerables ejemplos de lesiones que marcan la carrera de un futbolista (recientemente el de Ignacio Camacho) y hoy sale a la luz uno especialmente dramático. Se trata de Alejandro Llama, un jugador que prometía mucho en la cantera del Atlético (a la que llegó en 2011 procedente del Real Madrid, donde coincidió con Reguilón), pero una grave problema de rodilla supuso un punto de inflexión en su trayectoria profesional.
En la temporada 2013-14 jugaba de central en el Juvenil A rojiblanco (en el mismo equipo que Lucas, Rodri y Theo Hernández) cuando sufrió una rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla, una de las peores lesiones para un futbolista. Tuvo que operarse y hacer frente a una dura rehabilitación que le tendría seis meses alejado de los terrenos de juego. Sin embargo, tras la intervención quirúrgica surgió una complicación y es que tuvo una infección en el cartílago que trastocó sus planes y le dejó secuelas importantes en la articulación, haciendo que tuviera que volver a operarse en varias ocasiones y pasar por largas sesiones de fisioterapia sin apenas mejoría.
Tras cinco años de lucha, en los que pasó por diferentes equipos madrileños, como el Rayo Majadahonda y el Adarve, decidió tirar la toalla. “La rodilla no me funcionaba. No me frenaba. Era muy duro porque fue como perder las cualidades. Así que tras cinco años dándome de cabezazos contra un muro tomé la decisión de dejar el fútbol en activo”, comentó a Mundo Deportivo. Reconoce que ha sido una etapa muy dura, ya que “nunca volví a sentirme futbolista. Tenía muchas ganas de volver y ves que tu pierna no funciona. De un día para otro todo se cayó de un plumazo. Ha sido duro asumirlo”.
Hace dos años colgó las botas y comenzó a plantearse su futuro lejos del fútbol. En primer lugar, el año pasado solicitó que le dieran la incapacidad para poder cobrar una prestación, algo que logró hace pocas semanas. Una vez resuelto este asunto, ha comenzado a prepararse para la profesión que quiere desempeñar a partir de ahora: la de detective privado, como su padre. Lo que tiene claro es que no quiere vincularse al fútbol. “El fútbol de momento lo descarto totalmente. Me saqué los tres niveles de Técnico deportivo en Fútbol, pero creo que la carrera de entrenador es más dura aún que la de jugador. Por eso busqué un cambio de aires…”.