Revuelta social en el Valencia
La gestión de Peter Lim tiene cada vez más detractores, el distanciamiento entre propiedad y Agrupació de Penyes se ha agudizado y Generalitat y Ayuntamiento aprietan por el estadio.
Peter Lim tiene cada vez más detractores y frentes abiertos en Valencia. El último capítulo de crispación social tiene a la Agrupació de Penyes de protagonista (357 peñas censadas), mientras que un hito ocupa y preocupa a la Generalitat y Ayuntamiento: el incumplimiento de los plazos de construcción del estadio, tema que ha dejado de ser tabú para los políticos ahora que muchos aficionados exigen a Lim hechos.
La obra, paralizada desde 2009, debería estar acabada en 2023 según dicta la ATE. Pero Meriton sigue sin financiación (su plan, como el de sus antecesores, pasa por la venta de Mestalla). Ayer Anil Murthy solicitó a Ximo Puig una prórroga de la ATE, moratoria que Joan Ribó pone en cuarentena. “Se tiene que construir sí o sí”, enfatizó el alcalde, que recibe hoy a Anil.
Los ecos del adiós de Mateu Alemany y Marcelino aún resuenan por Mestalla y la descomposición del equipo que fuera campeón (Parejo, Coquelin, Garay, Rodrigo y/o Ferran) ha dado pie este verano a movilizaciones sociales. La pandemia silenció Mestalla pero las redes dieron vida a grupos como ‘Espíritu del 86’ o ‘Salvem Nostre Valencia CF’, plataformas que pasaron del mundo virtual al real con dos manifestaciones en agosto. Dichos colectivos gritan ‘Lim go home’ y a su vez tratan de aglutinar un 5% del capital social (180.000 acciones) para forzar una Junta Extraordinaria o, al menos, un 1% para impugnar las cuentas del club. Entre medias, el ex consejero, Antonio Sesé, representado por Miguel Durán, ha presentado una querella contra Lim por perjuicio patrimonial al club. La magistrada Isabel Rodríguez Guerola, jueza del caso Levante-Zaragoza, decidirá si ve indicios de delito y la admite a trámite.
La Agrupació de Penyes tras reunirse en Asamblea (231 peñas) reclamó la destitución de Anil Murthy. Al presidente le acompañará de por vida su gesto de mandar callar a la grada. El desarraigo se alimenta desde el club con comunicados y mensajes en los medios oficiales. Los arrebatos de poder dilapidan la concordia. Así, días después del comunicado de las peñas, el club informó a la Agrupació que deberá abandonar en 15 días la sede que, desde hacía 25 años, tenía cedida en los bajos de Mestalla.
Meriton se aferra al relato de que la llegada de Lim evitó la ruina del Valencia en 2014 (invirtió 194 millones y refinanció la deuda) y por ello no entiende ni acepta muchas críticas a su gestión. La deuda hoy es de 530 millones y su modelo económico se resume en venta de jugadores, ingresos de televisión y Champions (si la juega). Es decir, el mismo modelo que había sin Lim. La solución económica pasaría por la explotación de un nuevo estadio, pero Lim, a día de hoy, solo pide prórrogas a la ATE.