BARCELONA

Messi, a la guerra: cumple su amenaza y no va a las pruebas

El argentino, que estaba citado a las 10:15 en la Ciutat Esportiva para someterse al test, no se presentó, abriendo un nuevo conflicto en su pulso contra el Barcelona.

Leo Messi declaró este domingo abiertamente la guerra al FC Barcelona. Hasta ahora todo se había enmarcado dentro de un pulso de papeles y abogados, en forma de burofaxes, donde cada parte exponía sus argumentos: Messi anunciando su deseo de salir de club y el Barcelona comunicándole que es intransferible.

Sin embargo, esta mañana se ha subido varios peldaños en el conflicto abierto entre ambos. Y es que Leo, que estaba citado a las 10.15 horas para acudir a la Ciutat Esportiva para pasar el test PCR, cumplió su amenaza y no se presentó a las pruebas, paso ineludible para comenzar el lunes los entrenamientos con el primer equipo. De hecho, su amigo íntimo, Luis Suárez, acudió a las 10.05 h en solitario y con cara de circunstancias.

La ausencia en el control de covid 19 de Messi supone automáticamente que no estará tampoco presente este lunes en el primer entrenamiento de la era Ronald Koeman, programado a las 17:30 horas. Prueba evidente de que su decisión de marchar del club es ya irrevocable y que actuará asumiendo todas las consecuencias.

Ahora mismo la situación parece de difícil solución si no es con la salida del jugador. El problema es la forma en que saldrá porque Josep Maria Bartomeu no quiere quedar para los anales de la historia como el presidente que vendió al mejor jugador del mundo. Messi y sus abogados quieren conseguir la cláusula liberatoria unilateral al considerar que el plazo para pedirla se cumplió diez días después del final de la temporada, el 25 de agosto, mientras que el club se remite a la fecha que marca el contrato, 10 de junio, para dar por anulada esa cláusula si no se hacía efectiva.

A partir de aquí, la bola de nieve ha ido creciendo de forma exponencial, hasta el punto de que el presidente blaugrana filtró que estaría dispuesto a dimitir si con esa decisión conseguía que Messi se quedara. Una postura claramente cara a la galería: el presidente sabía que la decisión del argentino es inamovible.

Ahora mismo, el club tiene dos salidas: abrir un expediente de sanción grave al jugador por no acudir a las pruebas PCR ni tampoco mañana al primer entrenamiento de la pretemporada o iniciar las negociaciones pertinentes para abrir el camino hacia una salida consensuada.

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