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BARCELONA

Agarrados al discurso de Messi

Se cumple un año de su arenga en el Gamper. Sus declaraciones han marcado el paso del club esta temporada y son su termómetro. Ya ha advertido sobre el Nápoles.

Messi, con sus compañeros en un partido en el Camp Nou.
Messi, con sus compañeros en un partido en el Camp Nou.GORKA LEIZADIARIO AS

La temporada ha sido tan extraña que este martes se cumplió un año del discurso de Messi en el Gamper de 2019 y el curso todavía no se ha acabado. Fue el segundo discurso caliente consecutivo, con el argentino hablando como factótum absoluto del club. De la "copa linda y deseada" de 2018 tras la derrota de Roma, se pasó a un discurso de convicciones. "No me arrepiento de nada", dijo nada más agarrar el micrófono dejando claro que se lo habían dejado todo el curso anterior, cuando tan cerca habían tenido el tercer triplete de la historia del club antes de la histórica noche negra de Liverpool. "La verdad es que es difícil decir algo hoy después del año pasado, pero no me arrepiento de nada y vuelvo a decir lo mismo. Confío en esta plantilla, en estos jugadores y en este cuerpo técnico. Estamos con las ilusiones renovadas y con ganas; este club lucha por todo".

El discurso de Messi en el Gamper no se ha cumplido. El cuerpo técnico en el que él sí creyó fue despedido por una directiva que fantaseó con un "impulso" con Setién y el Barça, después de ocho Ligas en once años y cinco finales consecutivas de Copa (cuatro títulos y una final), no ha cumplido los objetivos en Liga (segundo y sin opciones antes de la última jornada) ni en Copa (en cuartos).

Pero el Barça sigue agarrado al discurso de Messi, que es el que marca el paso del club y que ha vertebrado la temporada del Barça. Y Messi advirtió el 20 de febrero, ya antes del confinamiento y sin Valverde en el banquillo, que algo no iba bien: "Si queremos optar a la Champions, tenemos que seguir creciendo y mucho, porque creo que hoy por hoy no nos alcanza como estamos para poder pelear por la Champions". El 15 de mayo, y después de que Setién dijese que no compartía la opinión del argentino, Messi le corrigió: "Setién lo entendió mal o se lo explicaron mal; no podemos ganar la Champions jugando como antes del parón. Cada uno tiene su opinión y todas son muy respetables. La mía se basa en que tuve la suerte de jugar la Champions todos los años".

Y el tiempo terminó dándole la razón. El 16 de julio, nada más perder contra Osasuna, explotó: "Dije hace tiempo que si seguíamos así no nos daría para ganar la Champions. Tenemos que cambiar, porque si no el partido contra el Nápoles también lo vamos a perder". Fue el de ese día un Messi angustiado. "La gente se está quedando sin paciencia y es normal, porque no le damos nada", se lamentó profundamente afectado.

Sin embargo, Messi dejó un mensaje de esperanza después del 0-5 de la última jornada en Vitoria el pasado 19 de julio. Como si fuera su particular Gamper. "Lo principal es que hicimos autocrítica. Nos dimos cuenta de un montón de cosas. Hoy es un paso adelante a nivel de actitud y compromiso, que es lo que hay que tener siempre. Hay que salir como mínimo con la actitud de cualquier rival; si no, más". Y concluyó: "Ya no hay nada más que hablar sino demostrar el cambio". Empezando el sábado por el Nápoles.