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VALENCIA

Gracia, el míster cercano y afable

El navarro, próximo entrenador del Valencia, destaca por su cercanía al grupo y por su capacidad para fabricar equipos compactos, solidarios y aguerridos.

Soccer Football - Premier League - Chelsea v Watford - Stamford Bridge, London, Britain - May 5, 2019  Watford manager Javi Gracia reacts  REUTERS/Peter Nicholls  EDITORIAL USE ONLY. No use with unauthorized audio, video, data, fixture lists, club/league
PETER NICHOLLSREUTERS

Javi Gracia (Pamplona, 1970) llega al banquillo de Mestalla con la mili hecha. Curtido y con experiencia, el navarro ha sido el elegido por Peter Lim por varios factores. Ganó el casting de entrenadores por los buenos informes que se manejaban de él. Su carácter, cercano y afable según varios jugadores que han estado a sus órdenes, conquista de primeras. Lim, tras la mala experiencia de Celades con el grupo, puso este factor en la balanza para escoger al que será su entrenador durante las próximas dos temporadas.

Gracia fue un currante del fútbol durante su etapa de jugador. Entre la Real y el Villarreal pasó ocho años de su carrera. Dicen que desde ese momento ya era una esponja, un apasionado de este deporte en todos sus conceptos. A nivel profesional colgó las botas en el Córdoba para emprender su primera experiencia en los banquillos en el Pontevedra. A Gracia no le regalaron nada. Empezó en las catacumbas del fútbol español y su primera alegría seria se la llevó en Cádiz, con un ascenso a Segunda.

Al año siguiente, ya en el fútbol profesional, los resultados le pasaron factura y cuentan que casi hubo un motín dentro del vestuario amarillo para que no le despidiesen. "Antes de echarle, los capitanes nos reunieron en el vestuario y nos dijeron que apretásemos porque no íbamos a tener un entrenador mejor que Javi", cuenta Jaume Costa, quien formó parte de aquel Cádiz. El lateral llegó cedido por el Mestalla con apenas 20 años y era tímido, "casi no hablaba". "Vi aquella reacción de los capitanes y me marcó. Ese es el punto al que llega su carisma y cercanía con un vestuario", desvela Costa, quien la temporada siguiente fue reclutado por Gracia para el Villarreal.

Tras un año en el filial del Submarino, le llegó la recompensa en el Almería. Tocó la gloria con un ascenso a Primera. Ese éxito, a orillas del Mediterráneo, le empezó a abrir puertas de clubes más importantes. "Éramos una familia, siempre estaba muy pendiente de nosotros. Sus entrenamientos eran geniales, cada día diferentes. Estaba muy próximo al grupo, pero también se hacía respetar", comenta Rafita, uno de los héroes de aquel ascenso a Primera División. Pese al ascenso, tiró de personalidad y se marchó del Almería. No renovó por diferencias con la directiva a la hora de construir el nuevo proyecto.

Alfonso García y Javi Gracia celebran el ascenso del Almería a Primera, en la 12-13.
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Alfonso García y Javi Gracia celebran el ascenso del Almería a Primera, en la 12-13.Carlos BarbaDIARIO AS

Se quedó en el paro y esperó su momento. La oportunidad le llegó en Pamplona, en su casa. Cogió las riendas de Osasuna tras la destitución de Mendilibar. No pudo evitar el descenso del cuadro rojillo tras 14 años en Primera. Eso le marcó y precipitó su adiós, aunque Osasuna le ofreció la renovación. De un descenso a Segunda pasó a acariciar Europa con el Málaga. En La Rosaleda, hasta su etapa en el Watford, vivió los mejores años en un banquillo. Pareció echar raíces, logrando la salvación y coquetando con puestos europeos durante dos temporadas.

Javi Gracia, en su etapa en el Málaga.
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Javi Gracia, en su etapa en el Málaga.

Javi Gracia ya había explotado como entrenador y decidió vivir una aventura exótica en Rusia, en el Rubin Kazan. Allí se hizo fuerte, disfrutó la experiencia al máximo y convivió a miles de kilómetros de su familia. "Conociendo a Javi Gracia y a Juan Solla, su preparador físico y hombre de confianza, aquello les vino muy bien", afirma otro jugador que conoce a la perfección al navarro.

A Gracia le quedaba por vivir otra experiencia, pero esta de más caché. La Premier llamó a su puerta. El Watford se enconmendó al técnico español para salvar la categoría. Javi lo logró con creces y al año siguiente metió al club londinense en la final de la FA Cup. En el Watford disfrutó como un niño y explotó esas virtudes que una década antes ya destacaban en Cádiz. "Al míster le gusta mucho jugar por bandas, tener el balón y salir con la pelota controlada. A nivel de confianza le da mucho al jugador porque sabe tener al grupo contento, tanto a los que juegan como a los que no. Se preocupa mucho por eso", resume el alicantino Kiko Femenía, uno de sus puntales en el Watford.

Con ascensos, descensos, destituciones y finales a sus espaldas, llega Javi Gracia a Mestalla. Le llega la hora en una plaza compleja, pero agradecida. Su primera misión debe ser ganarse el vestuario, algo que no debe costarle teniendo en cuenta su "carácter afable y cercano". Este es el sentir de sus discípulos horas antes de que arranque oficialmente su etapa en el Valencia.