Esperanza en la zona 0
El Leganés confía en iniciar la remontada ante un Real Valladolid, que cuenta sus cuatro visitas a Butarque por derrotas, pero que busca alejarse del peligro.
Butarque es una atalaya. Otea en lo alto de esta ciudad aún temblorosa. Leganés ha ejercido, durante la pandemia, de zona cero por la enfermedad de nombre archiconocido y apodo analgésico. El bicho, aquí, más que bicho, ha sido ogro. Centenares de muertos y más de 3.200 contagiados dibujan la estampa del horror. Y todo lo ha observado Butarque desde ahí arriba. En un silencio hoy más profundo que nunca.
Cuando el balón ruede, se oirán huecas las órdenes de Aguirre o los bufidos de 22 chicos jugándose la vida que menos importa, no la que arrebata el virus (sigue el partido en directo en As.com). Ruido sordo contemplado por 18 espectadores en la tribuna del cielo. Los abonados del Leganés que se han ido en la pandemia y en cuyos asientos hoy reinarán camisetas y flores. Sus nombres representarán a los que no están. Ni en la grada. Ni en la vida. Pero ella, la vida, no para. Avanza también para regalar esperanzas.
Retorna el fútbol a Butarque 105 días después del último duelo en formato finalísima antes de la zona Aragonés, la de las últimas diez jornadas. El Lega ansía afrontarla sin distancia social con la salvación. Ganar hoy podría dejarle empatado con ella siempre que Mallorca y Celta pierdan. De paso, meterían a un rival directo en apuros y añadirían calma antes del Camp Nou. Tres en uno.
El rival anima a la sonrisa. En Butarque, el Real Valladolid siempre ha perdido (cuatro de cuatro) y los blanquivioletas sólo han tumbado una vez al Lega en sus nueve duelos. Con la única baja de Szymanowski, la duda de Aguirre apunta al sistema: 5-3-2 o 4-2-3-1. Parece lo segundo y sin Carrillo, al que los de Pucela (tres goles) se le dan bien. El Valladolid, con la baja de Caro, buscará la victoria, pero, sobre todo, piensa en no perder ante un rival directo. Sergio, discípulo de Aguirre, usará en punta a Guardiola y Unal, del que el Lega es rival favorito (también tres goles). El fútbol (y la esperanza) vuelven a Butarque.