La Real Sociedad sigue queriendo intentar jugar a puerta abierta
Aunque guarda un prudente silencio, en principio el ultimátum de la UEFA no alteraría su posición, pero cada vez ve más complicado que la final sea con público.
El ultimátum de la UEFA sobre la final de la Copa del Rey no alteraría en principio la postura de la Sociedad de intentar explorar todas las opciones de que se pueda disputar a puerta abierta. Esa ha sido su única intención desde el momento en el que el estado de alarma por culpa de la crisis sanitaria del coronavirus impidió su celebración en su fecha oficial, el pasado 18 de abril, y tuvo que ser aplazada. El equipo donostiarra ha abogado desde entonces por retrasarla en el calendario todo lo posible que permitan las diferentes normativas pensando en sus seguidores, para conseguir así que se pueda jugar como consideran que debe celebrarse un acontecimiento que en San Sebastián llevan 32 años esperando, con la presencia en las gradas de La Cartuja de su afición, que está ansiosa, ilusionada y emocionada ante este acontecimiento.
La Real en todo momento ha querido jugar la final a puerta abierta, priorizaba esa opción, y es algo que aún mantiene; pero al mismo tiempo entiende que cada vez es más complicado poder jugarla con público en las gradas, es una posibilidad que según pasa el tiempo y se van dando diferentes circunstancias, es cada vez más difícil poder llevar a cabo. Por la presión de la propia UEFA para que las federaciones europeas finiquiten sus competiciones domésticas a tiempo, antes de que se ponga en marcha la siguiente temporada, con una normativa que se entiende que los clubes deben cumplir en la media de lo posible. Y por otro lado porque, aunque en la Real estén por la labor de colaborar en retrasar la final el mayor tiempo posible para asegurar que haya público en las gradas, nadie ni nada puede asegurar que por disputar la final en marzo o abril del próximo año, en 2021; se vaya a jugar a puerta abierta. Se puede dar la posibilidad de que entonces también estén obligados a jugar a puerta cerrada.
La Real Sociedad ha optado a lo largo del día por un prudente silencio, reconociendo que su punto de vista ya lo ha dejado claro, y esperando a que el Athletic también se posicionara públicamente en este asunto. El club donostiarra ha preferido no emitir un comunicado, espera acontecimientos en los próximos días e insiste en que claro que quiere que haya aficionados en las gradas en la final. Hay que recordar que de los dos clubes, el equipo donostiarra es el menos perjudicado por la decisión firme de la UEFA de deshacer el cambio de una norma que ha imperado en los últimos años en el fútbol español y que ha intentado llevar a cabo la Federación. Los donostiarras son cuartos y sí La Liga finalizará ya, sin disputarse lo que resta de temporada, se clasificaría para jugar la Champions League. Pero es que aunque se reanudarán los partidos, los realistas sacan ocho puntos al octavo clasificado, por lo que tienen serias opciones de asegurarse plaza europea vía Liga.
La Real espera a conversar con la Federación y el propio Athletic para conocer todas las posturas; porque entiende que el ente federativo también tendrá que tomar parte en el asunto. No es normal que hasta ahora haya ido gestionando la final de Copa según sus intereses de forma lógica, estando en contacto con los clubes finalistas; y que cuando llega la hora de la verdad de tomar la decisión definitiva sobre si jugar la final a puerta abierta o cerrada, deje sólo el 'problema' a los equipos y no participe en la toma de decisión. Es cierto que la Federación ha ido de la mano de la Real y el Athletic a la hora de intentar una final con público, pero quizá está ante su momento de recular ante la presión tajante de la UEFA de quitar el premio europeo al campeón de Copa si no la juega antes de agosto, sentando un precedente peligroso. Lo que sí parece tener más claro la Real es que, en caso de que la final se dispute a puerta cerrada, tendría poco sentido hacer viajar hasta Sevilla a dos clubes que están en la otra parte del país. En ese caso, en el club donostiarra abogaría por cambiar de sede y que se disputase en un campo del País Vasco, como por ejemplo Mendizorroza, cuyo campo ya ha sido ofrecido por el alcalde de Vitoria-Gazteiz, siempre eso sí respetando los acuerdos que la Federación pueda tener con la Junta de Andalucía, el Ayuntamiento de Sevilla y otros patrocinadores.