El día en que Zambia lloró la muerte de su selección
El 28 de abril de 1993 el avión que llevaba la mejor generación de futbolistas de la historia de Zambia se precipitó en el Océano Atlántico. El único superviviente de la tragedia, el capitán del equipo, luchó por reconstruir el equipo... y acabó triunfando.
Hace 27 años el fútbol africano vivía una tragedia. El 28 de abril de 1993 el avión que llevaba a la mejor generación de jugadores de la historia de Zambia y del continente, se precipitó en el océano Atlántico, frente a la costa de Gabón, matando a los 30 pasajeros, entre ellos los 18 internacionales, además de entrenadores y del presidente de la Federación del país. No hubo ni un superviviente y aquella terrible tragedia ha marcado para siempre el deporte del continente africano y de la vida de este país.
El sueño era real. Zambia podía sentir en la piel la sensación de ir a su primer Mundial. Un sueño que había empezado en los Juegos Olímpicos de Seúl, en 1988, cuando un equipo de desconocidos parecía ser sólo un invitado más al torneo de fútbol, incapaz de competir ante los grandes favoritos. Pero ante la Italia de Tassotti y Ferrara, Zambia se presentó al mundo con una goleada (4-0) y un hat-trick de Kalusha Bwalya, que de Corea fue directamente a Holanda, firmar con el PSV. El centrocampista, de 25 años, superó a Roger Milla, Rabah Madjer y George Weah y fue elegido el mejor futbolista africano el año.
Un logro que abrió el camino para la mejor generación de futbolistas que el país había producido en su historia. Que se quedó a un partido de clasificarse al Mundial de Italia 1990 pero que había madurado y vivía su mejor momento en la clasificación para EE UU 1994. Seis de los jugadores que estaban en Seúl hacían parte del equipo que en 1993 pasó por Madagascar, Namibia, Tanzania y Burkina Faso en la fase de grupos. Cinco de ellos entraron en aquel avión con destino a Dakar, para enfrentarse a Senegal, en la fase final de la clasificación para el Mundial de 1994.
"No hay palabras para definir el sentimiento devastador que tomó el país aquel día", contó Kalusha en AS en 2012, que sobrevivió a la tragedia porque viajó a Senegal en otro vuelo, directo de Europa, porque no pudo presentarse debido a compromisos de calendario con el PSV. "Había tanta esperanza, tanta alegría alrededor de nuestro equipo que pasamos días llorando, fue devastador para nuestro pueblo", explica el exjugador, que dio la cara en el resto de las eliminatorias liderando un equipo lleno de juveniles y estuvo a un partido de lograr la que hubiera sido la clasificación más increíble de la historia del deporte.
Cinco semanas después de la tragedia, Zambia ganó a la todopoderosa Marruecos por 2-1 ante unos 50.000 aficionados que llenaron al Independence Stadium de emoción. Después de un empate y una senda goleada (4-0) ante Senegal, Kalusha y sus muchachos necesitaban un empate en Marruecos para sellar su billete a EE UU 1994. En un partido de infarto, donde llegaron a meter dos balones al travesaño y se quejaron de un mal arbitraje del colegiado gabonés Jean-Fidel Diramba, los héroes de Zambia acabaron cayendo por un 1-0, con un gol de Laghrissi en el 62', que clasificó a Marruecos al Mundial.
Pero la historia de superación de este equipo no había llegado al final. Tan sólo dos meses antes de comienzo del Mundial de 1994, Kalusha y sus muchachos volvieron a llenar a Zambia de orgullo cuando llegaron a la final de la Copa Africana de Naciones en Tunisia, cuando perdieron contra el superequipo de Nigeria, con Okocha, Finidi, Amuneke, Amokachi y compañía.
No sería hasta 2012, con la conquista de la África en Gabón, que Zambia pudo finalmente celebrar el título continental y dedicarlo a las 30 víctimas de aquella tragedia del 28 de abril de 1993.