El lugar de concentración es el principal caballo de batalla del Pucela ante el protocolo de LaLiga
La Residencia del club, que ya trabaja en cumplir las pautas de la patronal, cuenta con 23 habitaciones, aunque con camas suficientes para los aislados.
A la espera de que se produzca una nueva reunión telemática de la comisión delegada de LaLiga este lunes, en la que se espera que se confirme el retraso de la fecha inicialmente prevista para la vuelta a los entrenamientos, el Real Valladolid está trabajando ya en el día después. La entidad, que está actuando de forma modélica durante esta crisis sanitaria, ha ido anticipándose a determinadas acciones desde el mismo momento que suspendió la actividad presencia en Zorrilla.
En este marco, se encuentra estudiando las pautas a seguir para cumplir el protocolo de la patronal de cara a la reanudación de dicha actividad en su sede. Y el principal caballo de batalla que tiene en la actualidad es cómo (o dónde) cumplir con la fase de concentración y aislamiento de sus profesionales en vísperas de la reanudación del campeonato. "Estamos estudiando de qué manera se va a concentrar al equipo", confesó días atrás David Espinar, a sabiendas de que es uno de los puntos clave de las pautas marcadas por LaLiga.
El club, cabe recordar, cuenta con la Residencia de Jóvenes Jugadores como una de sus principales patas, recientemente destacada por Ronaldo. Sin embargo, aunque el propio presidente cifró en 80 las camas de que dispone, en esa fase de estudio habría que determinar si es posible cumplir con el aislamiento requerido de sus jugadores y técnicos, toda vez que, según la web del club, tiene de 23 habitaciones, 13 dobles y 10 cuádruples, cifra que parece insuficiente para albergar a todos los futbolistas, cuerpo técnico y cuerpo médico, al menos con las comodidades propias de un equipo de alto rendimiento o en las condiciones actuales. Sí bastaría, no obstante, para concentrar a los 23 futbolistas, contando con que Stiven Plaza continúa en Ecuador.
Las concentraciones, que de por sí tienen sus detractores entre los futbolistas, manifestadas a través de la AFE, deberían ser de dos semanas y producirse separando a tres grupos de jugadores, conformando uno con el cuerpo técnico y otro con el resto de profesionales, lo que dificulta más la posibilidad de que la Residencia la albergue, máxime si se tiene en cuenta que el documento emitido a los clubes habla de habitaciones siempre individuales.
El resto de fases, más sencillas
Como confirmó David Espinar, el club "está comprando el material necesario y desinfectando las instalaciones" para ajustarse a las prerrogativas de LaLiga, algo que inició con anterioridad al protocolo, mientras aguarda expectante la evolución de los acontecimientos. Más fácil tendrá cumplir con el resto de fases, puesto que tiene las instalaciones suficientes como para desarrollarlas según lo previsto.
Disponer de vestuarios alejados dentro de Zorrilla, así como en Los Anexos (estos, más próximos entre sí) podría permitir la vuelta a los entrenamientos según lo previsto: individualmente primero y posteriormente en pequeños grupos, incluso de manera simultánea y sin riesgo de contacto entre ellos, toda vez que cuenta con cuatro campos en los que poder entrenar manteniendo la distancia social de seguridad y de dependencias suficientes.
En clave deportiva, la previsión de que a partir del dos de mayo se pueda aprobar la realización de actividades físicas al aire libre abre una ventana al optimismo de los profesionales del deporte, si bien, para dar pasos, no solo el Real Valladolid depende de LaLiga, sino que esta depende de que el Comité Superior de Deportes avale su protocolo.
Además, hay que contar con la polémica ceñida en torno a los test, que el Real Valladolid rechazó inicialmente al entender que "hay gente que los necesita más" y que cuenta con la oposición de otros clubes como el Racing de Santander. LaLiga pretende realizarlos para garantizar la seguridad de todos los agentes que participan en su competición, pero, al menos por el momento, no cuenta con el beneplácito del Ministerio de Sanidad.
Con todo, la sensibilidad y comprensión de la entidad blanquivioleta con los lógicos miedos de sus jugadores ha existido y existe, recalcando desde el club siempre que "no se va a poner en marcha ninguna actividad si se entiende que puede poner en riesgo" la salud de sus empleados. Una vez las garantías sean mayores o totales, habría que aguardar unas cuatro o cinco semanas para que el balón vuelva a rodar, eso sí, sin público, circunstancia a la que, sin ir más lejos, es contraria la Federación de Peñas del Real Valladolid, como manifestó a través de sus redes sociales esta semana.