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REAL MADRID

Bale: diez años sin mirar atrás

El galés, que jugaba como lateral izquierdo, fue reconvertido a extremo en 2010 por Redknapp, en el Tottenham. "Nunca quise ser defensa", reconoció Bale.

Bale: diez años sin mirar atrás
HANNAH MCKAYREUTERS

Gareth Bale cumple diez años sin mirar atrás. Fue en 2010 cuando una decisión de Harry Redknapp, técnico del Tottenham, cambió su vida. Sin ese movimiento atrevido, tal vez no hubiera asombrado a Europa, ni decorado con su imagen los edificios de Times Square, ni conquistado a Florentino Pérez, ni jugado en el Madrid, ni ganado cuatro Champions... En su segunda temporada en el banquillo de los Spurs, el técnico inglés inició la ‘reconversión’ del galés. Le pasó del lateral izquierdo al extremo y, desde ese instante, ya nada fue igual para Gareth…

Bale se dio a conocer como lateral zurdo en el Southampton, donde llegó gracias al ojo de Rod Ruddick, quien le descubrió con 9 años. Su zurda y la velocidad le definían. Hay dos datos que reflejan a la perfección la superioridad de sus cualidades: en el colegio un profesor le prohibió jugar con su pierda izquierda y con 14 años era capaz de correr los 100 metros en 11,4 segundos. Fue el segundo jugador más joven en debutar en la historia del Southampton, con 16 años y 275 días (17 de abril de 2006) y pronto comenzó a despuntar como ‘3’, luciendo su zancada para jugar con espacio por delante. Brillaba, aunque no disfrutaba. A Bale nunca le gustó jugar como lateral, pero fue su buen desempeño en esa posición (cinco goles en 45 partidos) lo que le llevó al Tottenham en 2007 por 10 millones de euros.

Con los Spurs jugó también de forma regular de lateral izquierdo las dos primeras temporadas, con Martin Jol (le usó algún partido arriba), Juande Ramos y el propio Redknapp. Pero fue en la tercera campaña, segunda del técnico inglés, cuando se produjo la ‘reconversión’. “Estaba bajo de moral. Además, si recibía un golpe, le costaba recuperarse porque no tenía el cuerpo para ello. Pero fue ganando cuerpo y presencia en el equipo. Cuando superó ese bache, le puse de extremo”, recordaba el entrenador en AS en mayo de 2015. Ese proceso se inició con decisiones puntuales, en enero de 2010, ante el Leeds, el 6 de marzo ante el Fulham y siete días más tarde ante el Blackburn. Pero fue el 24 de abril de 2010, contra el Manchester United (derrota 3-1) cuando Bale jugó su último partido como lateral izquierdo fijo. Desde ese día, salvo en muy contadas excepciones, se instaló ya en la zona de arriba, como extremo. Su zancada y potencia de disparo invitaron a Redknapp a ejecutar ese movimiento. Bale le estará eternamente agradecido.

"Siempre quise ser un jugador de ataque, nunca quise ser un defensa. Sin ánimo de ofender. Me quitaron del lateral izquierdo porque nunca he cumplido con mis responsabilidades defensivas. Así que Harry me puso en un papel más ofensivo. Desde que lo hizo, nunca he mirado hacia atrás", declaró Bale en Sport Magazine. Fue en ese extremo donde dejó a Europa con la boca abierta el 20 de octubre de 2010. El galés ofreció en San Siro una de las exhibiciones más impactantes en las Champions de la última década. El Tottenham perdió en inferioridad 4-3 ante el Inter, pero todo el mundo habló de cómo Bale logró un hat-trick tras ‘comerse’ a Maicon, elegido el mejor ‘2’ del continente por la UEFA esa mismo año... “Gareth lo destruyó”, dijo Van der Vaart en la zona mixta de San Siro. Había nacido una estrella.

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GIUSEPPE CACACEAFP

Aquella temporada acabó con 11 goles y 11 asistencias, en la 2011-12 subió a 13 tantos y 17 pases de gol y en la 2012-13, con Villas-Boas en el banquillo, rompió todas sus marcas: 26 dianas y 15 asistencias en 44 partidos. Antes de iniciar esa temporada, Bale entró en el despacho del entrenador portugués y le pidió jugar como mediapunta. Villas-Boas se plegó y el jugador respondió con un año extraordinario. Pasó a ser la gran estrella de la Premier, ganó todo premio que se le puso a su alcance en las Islas, adquirió un impacto mediático enorme y eso llamó la atención de Florentino Pérez, que vio en él a un potencial sustituto de Cristiano y ganador del Balón de Oro.

De Times Square al Bernabéu

Al finalizar esa temporada, y tras unas durísimas negociaciones con Daniel Levy, propietario del Tottenham, Florentino pagó 101 millones de euros por Bale, convirtiéndole en ese momento en el fichaje más caro de la historia. Pero en el Madrid no había discusión. La izquierda era para Cristiano. Así que Ancelotti, técnico blanco, le hizo hueco en la derecha desplazando a Di María al centro. Ahí formó la BBC, el famoso tridente con Cristiano y Benzema, conocido por su despliegue en ataque como por su renuencia a ayudar atrás. En el Madrid el galés ha ido perdiendo gas. Ha dejado imágenes para la historia del club, como aquella carrera prodigiosa con Bartra que dio una Copa del Rey, su gol en la final de la Décima o un doblete (chilena incluida) que hizo al club blanco conquistar la Decimotercera, pero las lesiones y los líos le han hecho pasar de fichaje galáctico a sospechoso.

Su nombre está en la rampa de salida, pero Bale no quiere marcharse. Ya tiene 30 años y le quedan dos de contrato. Pocos clubes en el mundo le pueden ofrecer lo que le da el Madrid: 14,5 millones anuales, posibilidad de ganar títulos (de blanco ha ganado cuatro Champions, cuatro Mundial de Clubes, tres Supercopas de Europa, una Liga, una Copa y dos Supercopas de España) e impacto mediático universal. Un escenario que tal vez no hubiera sido posible sin ese movimiento que Redknapp se atrevió a hacer hace una década.