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VALENCIA

FotografíAS que hablan... Albelda camino de la eternidad

Es una fotografía de Alberto Iranzo que habla del sentimiento de pertenencia que se transmite de padres a hijos; es un capitán que va transformándose en leyenda en cada escalón que baja.

Albelda, con su hijo David, en el túnel de vestuarios en el último partido que disputó el capitán en Mestalla.
Alberto Iranzo.

“Después de cada partido mi hijo mayor siempre bajaba al campo a jugar un rato conmigo; ese día fue especial porque tenía la sensación de que eran mis últimos minutos, mi último partido en Mestalla… Es una fotografía muy significativa para mí”. David Albelda.

La fotografía la hizo Alberto Iranzo el 26 de mayo de 2013. La captó en ese instante posterior a los partidos en los que se hace el silencio en Mestalla. Alberto, que retocaba las últimas imágenes que enviaría a la redacción de AS del partido que acababan de disputar el Valencia y el Granada, vio asomarse por el túnel de vestuarios a David Albelda. El capitán intuía, prácticamente sabía, aunque su retirada no se hizo oficial hasta semanas después, que esa tarde había disputado su último partido oficial en Mestalla. Por ello, cuando el público ya se había marchado del estadio, con sus compañeros aún en la ducha, Albelda, vestido aún de corto, quiso saltar por última vez con su hijo David para jugar un rato más en el jardín de sus sueños.

Albelda acababa de despedirse de la que había sido su afición durante 15 temporadas. Pero lo había hecho casi sin poder hacerlo. El fragor de la batalla contra el Granada le impidió que le dijeran adiós como su trayectoria merecía. Era la penúltima jornada del campeonato, el partido iba 0-0 y el Valencia necesitaba ganarlo para seguir aspirando a meterse en la Liga de Campeones. Ernesto Valverde decidió en el minuto 56 sustituirle por un futbolista más creativo como Sergio Canales y el capitán, consciente de lo que había en juego, se marchó corriendo para dar el relevo a su compañero.

Albelda se fue tan rápido que quizás ni él ni los aficionados tuvieron tiempo de ser conscientes del momento histórico que se estaba viviendo. Fue una fugaz despedida a un canterano que el 15 de marzo de 1998 había cumplido el sueño de debutar con el Valencia en Zaragoza y que 16 años después, tras 485 partidos, siendo el capitán de uno de los mejores Valencia de la historia, con dos Ligas, una Copa de la UEFA, una Supercopa de Europa, otra de España y una Copa del Rey (aunque nunca la sintió suya), se disponía a colgar las botas.

Alberto, cámara en mano, salió corriendo al encuentro de Albelda e hijo. Siempre respetuoso, pidió permiso para inmortalizar el momento. Las fotografías de los protagonistas correteando por Mestalla forman parte del recuerdo personal de Albelda; pero la que ilustra este artículo, Alberto la guarda en su archivo cual tesoro por su simbolismo. Que lo tiene y mucho. Mírenla.

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Alberto Iranzo.

Es una fotografía que habla del sentimiento de pertenencia que se transmite de padres a hijos. Es Albelda con el ‘6’ a la espalda, su dorsal de siempre, que lo fuera también de Antonio Puchades, un ilustre del valencianismo que dos días antes había fallecido y al que el Valencia rindió tributo ese día. Es un futbolista que va al encuentro del mito llamado Mario Alberto Kempes, que está como esperándole con los brazos abiertos al fondo del túnel. Es un capitán que va transformándose en leyenda en cada escalón que baja. Es Albelda camino de la eternidad.