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Pepe Mel: “Sería muy triste transmitir que salvamos el año solo por conseguir 50 puntos”

Entre "cumplir el objetivo" que le marcó Las Palmas y su ambición por ir más allá de la permanencia. Así analizó con AS una temporada de "ciencia ficción".

Pepe Mel: “Sería muy triste transmitir que salvamos el año solo por conseguir 50 puntos”
Carlos Diaz-Recio

El entrenamiento acabó y los futbolistas se retiran a sus aposentos. De fondo, apenas el ruido del viento y algún que otro toque de balón, aquel que con tanto esmero mima Tana. Todo es calma en Barranco Seco. Mel recibe a AS en un modesto despacho de la tercera planta de unas magníficas instalaciones. A un lado, algunos de sus pupilos estiran. Al otro resplandece el campo 'David García'. Su móvil suena y lo apaga inmediatamente, disculpándose. Detallista al máximo, se preocupa incluso de si la grabadora funcionó. Todo en orden, parece. Nos observan una amplia foto de su plantilla o un banderín del partido homenaje a Rubén Castro de este verano con su querido Betis. Comenzamos.

Usted es también escritor. Con todo lo que le ha pasado esta temporada a Las Palmas, ¿cómo titularía su siguiente novela?

(sonríe). El título no lo sé, pero sí tengo claro el género: ciencia ficción. La norma en un club, cuando hay 13 lesiones de quirófano, es que eso se produzca en 10-15 años. Hemos tenido todo eso en el mismo, algo difícil de creer. Estamos viviendo una película de ciencia ficción que esperamos que acabe bien, y que toda esa gente lesionada nos ayude mucho para el sprint final.

¿Alguna vez le pasó algo parecido? Lesionados, problemas de inscripciones en la liga, convocatorias internacionales, traspasos sin recambio…

Hombre, yo viví el Betis de 2010, cuando una jueza, la de los Eres, Mercedes Alaya, intervino el club. Nos puso un administrador judicial y luego entramos en Concurso. He vivido algo parecido, pero este año el equipo tenía una serie de ilusiones que se han visto mermadas por diferentes causas. Está claro que empezamos con la idea de un equipo en verano, que por esas causas se ha ido cayendo, y hemos tenido que ir luchando con eso semana a semana. También hay que reconocerle a los futbolistas el esfuerzo económico que hicieron para que el club pudiera competir sin problema. Eso ocupó mucho tiempo nuestro, o en este caso del presidente, en reuniones con los jugadores para convencerles de que para competir tenían que ajustarse las fichas a la normalidad de Segunda División.

Rocco Maiorino, el director deportivo, dijo recientemente que ese desfase no podía ocurrir el verano que viene.

Claro. Te ocupa demasiado tiempo. Son reuniones individuales porque cada futbolista es diferente: su contrato, su situación personal… Son muchas reuniones. No es que pierdas el tiempo, pero sí te lo ocupa cuando deberías estar en otras funciones. Y como no sabes qué futbolistas se van a quedar o no, ese tiempo de otros menesteres, como mirar jugadores interesantes, hasta que no hagas el presupuesto no puedes hacerlo. Ese es otro hándicap que hemos tenido para confeccionar la plantilla.

A pesar de eso, usted dijo que quería luchar por los playoff pero Maiorino insiste en el año de transición. ¿Con qué mensaje se tiene que quedar el aficionado?

Todos trabajamos en una empresa, y esa empresa te marca un objetivo. El de la UD, por lo menos el que se nos trasladó a la Dirección Deportiva, Secretaría Técnica y cuerpo técnico, era que este año había que afrontarlo con tranquilidad y acompasar lo económico a la realidad del fútbol actual, rejuvenecer la plantilla, intentar sacar gente de casa… Esos eran los objetivos, y creo que se van cumpliendo. Estamos cerca de esos 50 puntos que nos den estabilidad deportiva para poder competir el año que viene, lo cual no está reñido con la ambición que tienes que transmitir a un grupo de jugadores para que ellos piensen que no salvan el año solo con hacer 50 puntos; creo que sería muy triste transmitir eso porque seríamos muy malos profesionales.

Hemos comentado todos los problemas para hacer la plantilla o simplemente preparar un partido. ¿Qué mérito le da a equipo y cuerpo técnico de que la UD esté como ahora, más cerca del playoff que del descenso?

El mérito, sobre todo, al equipo. Nosotros somos trabajadores que debemos guiarles por un camino. Intentamos que crean en nosotros, pero son ellos los que al final ganan, pierden, los que confían, los que sufren. A veces el espectador piensa que el futbolista no padece todo eso. Tiene sus semanas difíciles. A todo eso hay que añadir a futbolistas jóvenes que tienen sus temas personales. Hemos intentado hacer un equipo en el que reine siempre el optimismo porque, si no, hubiéramos caído seguramente en un problema. Creo que el mérito es de ellos, el mérito de saber competir y sobreponerse. Por ejemplo, nunca hemos tenido la oportunidad de repetir alineación. Eso, en lo que se llama regularidad de un equipo, es muy importante. Una cosa que aprendí a lo largo de los años son las sociedades que forman los futbolistas: los dos mediocentros, el lateral zurdo con el que juega por delante, el delantero con el mediapunta… Esas sociedades han sido muy difíciles. No se mantiene una regularidad en cuanto a jugadores en el once. Ha sido una gran noticia la aparición de Javi Castellano, pero ha jugado con Fabio, Kirian, Íñigo… Al final, necesita un compañero estable.

Ha tenido 17 combinaciones diferentes solo en defensa.

Tenemos claro que, especialmente en Segunda, aquel equipo que defiende bien tiene mucho ganado. Hay una cosa que aprendí desde que era chico. Recuerdo ir de la mano con mi padre al Santiago Bernabéu, nací a 500 metros, y me sabía la alineación del Real Madrid de carrerilla. Ahora es muy difícil que un socio o seguidor de la UD te pueda decir la alineación que va a jugar en Alcorcón, pues cada domingo hay 1-2-3 jugadores que van cambiando. No es capricho del entrenador, pues de lo contrario diría que lo quiero así. Creo en esas sociedades, esa regularidad, ese trabajo defensivo que marca un equipo que se conoce de memoria. Desgraciadamente no he tenido esa opción.

Como gestor de grupos, ¿qué importancia la a la meritocracia? Hay varios ejemplos de ello como Javi Castellano, Pedri, Valles…

Creo que es mi tarjeta de presentación en el vestuario. Si un grupo piensa que el entrenador mira de diferente forma a un veterano que a un joven, o alguien que pueda creer que pueda tener más peso en ciertos lugares del club y que por lo tanto lo tiene más fácil para jugar, se pierde mucha credibilidad. Durante todo el año hemos dejado claro que aquel que sale y lo hace bien difícilmente se queda fuera, como Javi Castellano. Pero no solo él: también Pekhart, que ya no está. O Srnic. Son futbolistas que en verano estaban fuera, pero por lo todo lo hablado se quedaron y tuvieron un buen rendimiento para permanecer en el equipo. Para un grupo eminentemente joven, aunque haya veteranos, eso es fundamental. Saber que si sale, rinde y el entrenador está satisfecho, seguirá teniendo oportunidades y va a ser difícil quitarle del equipo.

Con el buen nivel dado por Josep y Valles, ¿el regreso de Raúl Fernández es una papa caliente para el entrenador?

Al revés. Ojalá tuviéramos en el equipo a Jonathan (Viera), ojalá estuviera Timor, ojalá estuvieran todos. El problema sería maravilloso. Tener buenos futbolistas nunca es un problema; el problema es no tenerlos. Es un problemón porque el entrenador vive de su trabajo, y ese trabajo se refleja en los resultados nos guste o no. Este año nos lo estamos tomando desde la tranquilidad de la transición. Pero el público lo que mira es cómo va la UD, y el señalado siempre es el cuerpo técnico.

Con usted debutaron, o han tomado una alternativa real, Josep, Valles, Pedri, Kirian o Cedrés, al que hizo debutar, como titular, en el Heliodoro. ¿Qué caso le hace sentir especialmente orgulloso?

Lo de Pedri es lo más obvio. Lo de Cristian (Cedrés) en su momento fue importante porque el chico tenía una situación personal muy complicada, y también dentro del club. Creo que vio en mí a alguien que confiaba en él, sabía que si me devolvía esa confianza no iba a tener problemas conmigo. Creo que el año pasado hizo partidos magníficos, y este tuvo la mala suerte de lesionarse en pretemporada contra el Almería. Pero puede ser un buen ejemplo para toda la cantera. Es fácil coger ahora el ejemplo de Pedri o Fabio, pero precisamente un futbolista que no participaba mucho en el fútbol base, y que se fue de la isla para ganarse el pan y después volver y estaba metido en una mala dinámica, ahora está en el primer equipo por su propio derecho. Ha trabajado y se lo ha ganado. Ese es el ejemplo que queremos transmitir hacia abajo. O eres un súper talento como Pedri, al que esa “naturalidad” le sale sola y las puertas se te abren, u ofreces la constancia y el trabajo para demostrar que tienes talento, algo que también vale.

Pedri se va a ahora con la sub 19, ha jugado dos partidos con la sub18, cinco con la sub17… Se le notó un pequeño bajón tras el Mundial. ¿Se le está quemando un poco? El caso de Ansu Fati es similar pero no se le convoca…

Las Palmas está orgullosa de él. Es una forma de decir que intentamos trabajar y hacer las cosas bien, pero no tenemos la capacidad del Barcelona para convencer a la gente de nuestras necesidades. Fíjate que Pedri se va a la sub19 y hemos tenido la mala suerte de que nunca jugamos viernes, y esa semana jugamos el viernes. Ni en eso tenemos suerte (se ríe). Somos nosotros los que tenemos que mirar por su bien. Seguramente ese partido contra el Málaga será el primero que sin lesión de por medio tenga que descansar. Tenemos que guardar a esta perla porque, aunque ya no es nuestra, la consideramos nuestra.

Usted empezó su etapa aquí trabajando en El Hornillo. Ahora disfruta de las magníficas instalaciones de la Ciudad Deportiva. ¿Qué importancia le da, para su concepto de gestor de grupos, tener un lugar así para trabajar?

Es fundamental. Cuando vine a ver esto con el presidente aún estaba en construcción, y es una de las cosas de las que empezamos a hablar a la hora de plantearnos el futuro. Con Las Palmas y el Estadio Insular, durante mucho tiempo todo el mundo tenía un sentido de pertenencia. Creo que el hecho de no tener un sitio concreto donde trabajar, sentirse a gusto, reconocerlo como su casa, le ha perjudicado. Aquí llegamos muy pronto por la mañana y desayunamos juntos. Los futbolistas hacen el trabajo preventivo que la gente no ve antes de salir a las 10.30 horas: están trabajando desde una hora antes con un trabajo específico de prevención. Entrenan, pasan por unas instalaciones de fisioterapia muy buenas, pasan a la sala de aguas… Luego, comemos todos juntos. Creo que es algo fundamental. O la prohibición de usar el móvil. En Telde era imposible. Ni soy detective ni voy detrás de los jugadores, que tienen unas normas. Las cumplen porque creen en ellas, algo que en Telde era muy difícil. Nadie estábamos a gusto para quedarnos allí tanto tiempo. Terminabas de trabajar y te ibas a casa. Todo esto es bueno. Cuando crezca y el campo de césped artificial se pueda usar, que los chicos vayan viniendo y tengan como referencia este edificio. El hecho de decir: “Yo quiero estar ahí”. Lo he vivido en el Betis. Es bueno que la gente de la cantera vea este edificio como su aspiración. Hará que la cantera esté más vital y que los jugadores tengan mucha ilusión.

Decía Maiorino que la temporada pasada todo el mundo tenía la misma cara, que daba igual ganar o perder. ¿Ha cambiado esa actitud?

No sé a qué se refería. Pero creo que no debemos pararnos a hablar del año pasado. Salió francamente mal en todos los sentidos, y nos tiene que valer para aprender. Me interesa este por el hecho de que hay mucha gente joven. Hay otros muchos que entrenan todos los días con nosotros, que tienen sus oportunidades, que se les ve en el brillo de los ojos la ilusión por estar aquí. Y el ejemplo que les transmitan Aythami, Mantovani, de la Bella… es parte de su aprendizaje. Aquí pasan mucho tiempo juntos, que para mí es fundamental. Algo que queremos inculcar a la plantilla es el afán de que cuando un partido se pierde, sea una semana muy jodida para todos. Pero no solo para el aficionado, el presidente o el entrenador. Que lo sea principalmente para ellos. Que piensen que ganar o perder forma parte de ese aprendizaje. Cuando uno quiere llegar a cotas altas en el deporte profesional, acostumbrarte a perder es lo peor que hay.

Su equipo acumula ocho partidos de liga sin ganar. ¿Hay preocupación excesiva? ¿Frustración, tal vez?

Si dijera que hay preocupación, mentiría. El día que esté preocupado, entonces el club tiene que estarlo. Soy el que transmite el estado de ánimo del todo el mundo. Sí estamos un poco frustrados. A veces se nos escapan puntos por errores propios, a veces por decisiones ajenas y otras, por esa pizca de suerte. Aunque para mí, hablar de suerte en el fútbol profesional es un error. En Soria hicimos 20-25 minutos horrorosos. Tuvimos suerte pues lo normal, en ese espacio de tiempo, es que el rival se te ponga 2-0. Después tuvimos 70 minutos en los que fuimos mejores, y no tuvimos la suerte de ponernos con la ventaja suficiente que se merecía para estar más tranquilos. Luego nos faltó el oficio, donde no entra la suerte, de matar ese partido.

Las estadísticas de Las Palmas en Santo Domingo son muy malas. ¿Cree que su puesto peligra de no conseguir un buen resultado en Alcorcón?

Soy entrenador profesional desde 1999 en Primera División, Segunda y Premier League. Por lo tanto, en el fútbol no me asombra absolutamente nada de lo que pase. Sí te puedo decir la sensación que tengo, que es la de que voy cumpliendo los plazos que mi jefe me puso y mi empresa me pidió. Tengo la sensación de que el aficionado de la UD entiende el trabajo del cuerpo técnico con sus diferentes avatares, y también que volviendo a ganar dos partidos seguidos tenemos las mismas opciones que el Elche, Girona… Pero también sé que si esta racha se alarga te puedes meter abajo. Entran los nervios y ya no valen los proyectos sino la inmediatez. No tengo la sensación de que mi puesto peligre, pero sí soy consciente de que lo que todo el mundo quiere y necesita es que el equipo salga para adelante y que gane.

Habla usted de sus superiores. ¿Cómo es la comunicación con MÁR, Rocco o Toni Otero? ¿Ha llegado a tratar una posible continuidad más allá de junio?

Mi relación con ellos es magnífica. De hecho, hoy comemos juntos. Hablamos continuamente; no tanto con el presidente, aunque está muy activo durante la semana. Pero para eso los tiene a ellos, que son quienes hablan más directamente conmigo. Nuestra relación es muy fluida. En cuanto el contrato, si no pienso que corro peligro tampoco hablaría de lo que va a pasar de aquí a tres meses, un periodo que parece un siglo cuando eres entrenador. Sé que voy a estar contra el Alcorcón, y en mi cabeza estoy preparando la semana contra el Málaga. Eso es lo que me tiene que preocupar: el estar satisfecho con mi trabajo, que llegue a casa con la buena conciencia de hacer lo que tenía que hacer y trabajando al máximo para sacar esto adelante.

Otro día hablamos de los avatares en los viajes…

Sobre todo la previa es un entrenamiento muy importante, pero nuestro previo y postpartido no tiene la calidad de los equipos de la Península. Para ir a Gijón tienes que ir a Madrid, estar 3-4 horas en el aeropuerto… La hora del partido hace que tengas que dormir allí, y otra vez a Madrid. Empiezas el siguiente partido con un día de retraso. Y como los futbolistas llegan hechos polvo, el siguiente entrenamiento es de recuperación. Entrenamientos de calidad, dos. Para jugar en Ponferrada fuimos a Madrid y cogimos la guagua pero, como era día entre semana, nos pilló toda la salida de Madrid y tardamos tres horas en salir. Llegamos a la 1 de la mañana. Y en Badajoz nos acostamos a las 2. ¿Eso es normal? La gente no se para a pensarlo. Ahora no, porque vamos a Madrid. Al hotel en Gijón llegamos a la una de la mañana, y encima tienes que dormir allí después de jugar. Estamos tirados en los aeropuertos, imagino que igual que el Tenerife. En el entrenamiento que les haga mañana tengo que sumarle el estar en un aeropuerto sentados, hacer un viaje… Tiene que ser un trabajo tranquilo, con lo que pierdo calidad. Pero a la vuelta, el primero que hagamos es lo mismo. Aquí, viniendo desde Madrid, hemos llegado a entrenar a las 15.00 horas para darles descanso después. El presidente me dijo que hace muchos años el equipo se quedaba en la Península y jugaba dos partidos. No sería ninguna tontería viajar el jueves para entrenar un día antes con mucha calma…