Soriano se crece y refuerza su imagen ante la adversidad

Juan Soriano se metió una inyección de confianza este domingo ante el Betis. La última vez que el portero del Leganés había jugado en su estadio ante su gente, la cosa terminó en runrún. Un mal despeje contra la Real Sociedad fue el inicio del único gol txuri-urdin. Las penas por el fallo las ahogó el gol de falta de Óscar. Pero el guardameta aún tenía la espina clavada de la jugada en cuestión. Dos magníficas intervenciones contra el eterno enemigo del club al que pertenece, el Sevilla, mandaron al limbo el asunto

Ambas sucedieron en la segunda mitad. La primera fue ante Canales, que disparó cruzado con energía. La pelota, rasa y envenenada, iba camino del palo largo, pero Soriano se lanzó al césped para despejar en una acción de reflejos y velocidad. La otra parada de mérito llegó al filo del final del partido, cuando en un mano a mano con Aleñá, el guardameta supo aguantar para sacarle un remate franco con la pierna. Dos acciones que fortalecieron su imagen frente a una parroquia que aún lo ve con incertidumbre.

Dentro del vestuario el pálpito es diferente. Sus compañeros confían en él. "No creo que el gol de la Real fuera culpa suya. Tuvo un mal despeje a 40 metros y luego sucedieron muchas más cosas. Juan es un porterazo, yo lo veo día a día y confiamos en él", lo arropó ayer Aitor Ruibal en zona mixta. El propio Soriano asumió que el partido le ayudará. "Personalmente me encuentro bien. Tengo algo más de confianza tras una buena parada para ayudar a sumar", comentó.

"Juan lleva tres partidos haciéndolo bien. Hoy quizá no tuvo mucho trabajo pero cuando tuvo que parar lo hizo bien. Estoy contento con él y con Pichu", había certificado minutos antes en sala de prensa Javier Aguirre. El Vasco seguramente tenga que seguir contando con él en el próximo partido frente al Celta por la lesión de Cuéllar. De ahí que su buena actuación se entienda como un importante refuerzo para la final de Balaídos.