Antonio se carga al Celta en el 114'
El partido se fue a la prórroga después de que Sisto empatara con un golazo. En el añadido, Rafinha se fue expulsado.
Anduva honró a la Copa con un partido que tuvo todos los ingredientes que enganchan al aficionado a este formato. El Mirandés saltó al campo convencido de dar la machada, consciente de que el Celta está fragil. No dejaron respirar a los vigueses en la salida de balón y disputaron cada pugna como si fuera la última batalla. Pronto avisaron los locales por medio de González, que obligó a Sergio a calentar los guantes. Los célticos, mientras, se encomendaban a los disparos del Toro. Su salida parece inminente, pero aún así bregó. Eso sí, el punto de mira, muy desajustado. Puro gatillazo.
A la media hora se adelantó el Mirandés. Matheus transformó el penalti cometido por Brais. Con Anduva encendido, el Celta no sabía cómo reaccionar, hasta que Óscar movió el banquillo. Aspas asustó con su mera presencia y Sisto saltó al césped empeñado en marcar el gol de la semana. Y lo consiguió al tercer intento. Dirigió el obús a la escuadra y Anduva se quedó tan congelado como sorprendido. No sabían si aplaudir o llorar. A partir de ahí, el Celta se volcó en busca de la victoria, pero no supieron cómo. Siempre les faltaba el último pase o el disparo certero.
Éxtasis. El Celta siguió dominando en la prórroga, pero el plan seguía bloqueado. Todo cambió en un tropezón de Rafinha. El brasileño perdió el balón en la frontal de su área y tuvo que cometer penalti, con la consiguiente roja. Sergio enmendó el error de su compañero, deteniéndole el penalti a Álvaro Rey. Anduva pasó del jolgorio al bajón en segundos. Pero Antonio tenía reservados los fuegos artificiales. Marcó en el 114’ y se cargó al Celta.