"Marcelo me advirtió: aquí un día eres Pelé, al otro no juegas"
Vinicius habló con Placar: "Parezco tranquilo, pero me pongo nervioso por dentro. En mi debut con el Flamengo estaba muerto de miedo. No quería tocar la pelota".
"El otro día, Vinicius Junior estaba volando una cometa en São Gonçalo; hoy es señalado como el futuro del Real Madrid y de la selección brasileña". Con esta entradilla, Luiz Felipe Castro presenta su reportaje en Placar con el jugador madridista, que estas Navidades estuvo en el humilde barrio donde nació. Vini no se olvida de sus orígenes ni de su filosofía, esa Osadía y Alegría que acuñó Neymar en su etapa en el Santos y que el ex del Flamengo se ha grabado. "Yo soy de esta manera y nunca perderé mi alegría", asegura el atacante a la revista. La sonrisa siempre acompaña a Vinicius, aunque reconoce que en ocasiones ese aparente diversión oculta un alto grado de nerviosismo. "Siempre parezco estar tranquilo, pero me pongo muy nervioso por dentro. En mi debut con el Flamengo, por ejemplo, estaba muerto de miedo. Ni siquiera quería tocar la pelota", desvela.
La vida de Vinicius ha ido a más velocidad que su DNI. Su talento le sacó del humilde São Gonçalo y le llevó al Flamengo, donde se habituó a jugar con chavales dos años mayores que él; debutó con el primer equipo en mayo de 2017, con 16 años, rompiendo así las barreras de precocidad fijadas por Neymar y Gabriel Jesús; días después fichó por el Real Madrid por 45 millones y su estatus escaló hasta adquirir índices de popularidad poco vistos antes en Brasil para un chico de su edad. "Dejo que las cosas sucedan de manera natural", apunta. Con sólo 18 años aterrizó en el Real Madrid y ha vivido en una noria. Lopetegui le mandó al Castilla para que alcanzara su "punto de cocción" y apenas contó con él; Solari se abrazó a él para agitar a un Madrid apático y deprimido y Vini agarró el reto con determinación hasta que se lesionó contra el Ajax; y con Zidane está en la pelea por hacerse un hueco (es el 15º madridista en minutos, con 699’) aunque aún no se ha reencontrado con esa versión que entusiasmó al Bernabéu. En dos temporadas ha saboreado la miel del elogio y el amargor de la crítica y la burla por su baja definición. Vinicius ya aterrizó en el Real Madrid avisado sobre la presión que se vive en un club donde no hay grises. "Marcelo ya me había advertido: aquí, un día eres Pelé; al otro no juegas nada", confiesa.
Vinicius, como cualquier jugador de su generación, está conectado a las redes. Le llega todo, aunque intenta aislarse bajo su afición a los videojuegos de fútbol: "Siempre tengo un ojo en las redes sociales, yo mismo controlo mi cuenta. ¿Los videojuegos? Es lindo jugar conmigo mismo; creo que soy mejor en los juegos que en la vida real", bromea. Después de recargar pilas en São Gonçalo, Vinicius regresó a Madrid la última semana de diciembre y encara con optimismo este 2020 que arranca este sábado con el partido ante el Getafe. El brasileño es consciente de que, con Hazard lesionado, este debe ser su momento.