ESPANYOL - BARCELONA

Los años 20 del Espanyol: de la ruina al tuteo con el Barcelona

Inicia el Espanyol un decenio que el siglo pasado ya fue esquizofrénico. La construcción de Sarrià llegó tras un desahucio. Y en 1929 ganaron la primera Copa.

DIARIO AS

La historia del Espanyol está repleta de encrucijadas. De caídas para ponerse en pie. De convertir crisis en oportunidades. En esa tesitura arranca el club este 2020, considerado por algunos como el inicio de una década, y por todos como el primero del decenio de los años 20. Una época que el siglo pasado ya comenzó en una delicada situación, tanto o más que la actual, y que supo sortear la entidad perica hasta el punto de que acabaría este decenio en lo más alto de los equipos catalanes y españoles.

Un discreto tercer puesto en el Campeonato de Catalunya, la mayor competición que se disputaba entonces, dio el pistoletazo de salida en 1920 a un Espanyol en que Genaro de la Riva se haría con la presidencia, y que dos años después vería como en ese mismo torneo acabaría último (perdió sus partidos ante el Barcelona por 0-9 y 10-0), teniendo que disputar contra el España una promoción para no bajar a una suerte de segunda división catalana. Eludió el descenso, pero no la ruina económica.

En 1922, y tras las salidas de Ricardo Zamora y Clemente Gracia al Barcelona y de José Luis Zabala al Oviedo, además de bajas de jugadores que habían sido reclutados para batallar en la Guerra de Marruecos, fue el club blanquiazul desahuciado de su campo en la calle Muntaner. Y Genaro de la Riva tuvo que escuchar en una barbería cómo un cliente proclamaba: "Creo que el Espanyol ha muerto definitivamente". Quien lo decía resultó ser Hans Gamper, fundador del Barcelona, a lo que el presidente perico respondió: "Mientras yo viva, el Espanyol vivirá".

Vaya si sucedió. Regresó Zamora al Espanyol y se compraron unos terrenos en Can Ràbia por 170.000 pesetas (unos 1.000 euros) para construir el estadio de Sarrià, inaugurado en 1923, aunque no sin contratiempos: la constructora quebró, la tribuna estaba sin hacer y tuvo el equipo que realizar un sinfín de giras (entre ellas, una muy sonada por América en 1926) para financiar las obras.

Así se acabaría llegando a 1929, cuando conquistó el Espanyol el Campeonato de Catalunya sin sufrir una sola derrota (0-2 y 2-1 contra el Barça). Lo mismo sucedería en la Copa de España, donde apeó a Arenas de Getxo, Atlético de Madrid y Barcelona antes de doblegar al Madrid (2-1) en la célebre Final del Agua, disputada en Mestalla. Llegó el éxtasis. Y, siete días más tarde, el primer gol en LaLiga (obra de Pitus Prat), que conquistarían los azulgrana, quienes eso sí ya no repetirían hasta 1945.

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