El CSKA regresa al lugar donde aniquiló al 'Dream Team'
El último encuentro continental del club ruso en Barcelona fue el sonado 2-3 en el Camp Nou de hace 27 años, en que apeó al vigente campeón de Europa. Hoy llega a Cornellà.
Era la primera temporada de la Copa de Europa bajo la denominación de Liga de Campeones. También la primera tras el colapso de la Unión Soviética y la consiguiente desbandada de sus principales jugadores. Como Igor Korneiev y Dmitri Kuznetsov, quienes recalaron en el Espanyol. Un CSKA de Moscú joven e inexperto se plantaba en segunda ronda de la competición, y tras estrenarse ante el Vikingur Reykjavik, un club islandés como en el debut perico de este curso, nada menos que ante el vigente campeón, el Barcelona.
El 1-1 cosechado en el Grigory Fedotov Stadium en la ida de la segunda ronda del curso 1992-93, fruto de un inicio fulgurante y de un gol de Aleksandr Grishin posteriormente neutralizado por Txiki Begiristain ya se consideraba toda una hazaña en la agitada y novel Rusia, frente a todo un ‘Dream Team’ como el de Johan Cruyff. Ni unos ni otros imaginaban que lo mejor (o peor, según quién lo mirase) estaba por llegar, en aquel encuentro de vuelta disputado el 4 de noviembre de 1992 en el Camp Nou.
Todo marchaba según lo previsto, con el Barcelona incluso resolviendo por la vía rápida, con goles de Miguel Ángel Nadal a los 13 minutos y de Begiristain a la media hora de partido. Un 2-0 con el que los culés parecían encarrilar la eliminatoria rumbo a la fase de grupos, que por aquel entonces hacía las veces de tercera ronda. Ni siquiera el tanto de Yevgueni Bushmánov al borde del descanso parecía que iba a alterar los ánimos.
Pero nada más lejos de la realidad. Se trató de un gol psicológico que el CSKA aprovechó como pocas veces a lo largo de su historia, hasta poner de su lado el partido y la clasificación a la hora de partido, con dianas de Denis Mashkarin (57’) y Dmitri Korsakov (60’). Incluso pudieron anotar el 2-4 en un tiro desde el centro del campo que Andoni Zubizarreta difícilmente iba a acertar a detener.
Tras el pitido final, la imagen doble en la noche en que un CSKA repleto de canteranos noqueó al vigente campeón de Europa en el Camp Nou era, por un lado, la de un José Luis Núñez al borde de las lágrimas en el palco y la de los jugadores rusos abrazándose y regalando algunas de sus camisetas a las decenas de seguidores que les habían apoyado en la grada. Hoy, 27 años después, el equipo moscovita regresa a Barcelona.