LUGO 1-TENERIFE 4

El Tenerife vuela en el Anxo Carro y el Lugo se despeña

Los chicharreros fueron superiores y avasallaron a los locales. El Lugo sufre más en su estadio que fuera.

Las primeras líneas de una crónica, te dicen, han de servir para introducir al lector en lo que se le va a contar. De seguir a rajatabla este principio, casi sobraría texto. Lo que ocurrió en el Anxo Carro fue un recital del Tenerife en cuanto a efectividad, manejo de los tiempos y conocimiento del rival. López Garai urgó en cada uno de los descosidos del Lugo hasta convertirlos en auténticos boquetes. En una defensa que sigue cogida con pinzas, en un medio superado de principio a fin y en una delantera sin suerte. Todo lo contrario que Eloy Jiménez, que no acertó ni en el once ni en los cambios, cuando los quiso hacer.

El partido comenzó eléctrico, veloz. El Lugo buscaba la portería del Tenerife, pero los chicharreros también querían ser protagonistas. El partido no tenía dueño claro, pero el Tenerife golpeó primero con un zurriagazo de Bermejo que se comió Varo despejando el balón hacia dentro de la portería. El gol dejó tocado al Lugo, que perdió el hilo del partido y en algunos casos, la concentración con errores más que peligrosos. El Tenerife olió la sangre y buscó el segundo, que llegó justo diez minutos después en una jugada colectiva que desarboló a la maltrecha defensa local para que Malbasic rematase a gol. El gol retrataba a la defensa, pero el fútbol siempre es de ida y vuelta y, un penalty claro de Alex Muñoz ejecutado por Barreiro revivió al Lugo cuando peor estaba. Desde ahí, el partido se convirtió en un arreón constante del Lugo que Ortolá desbarató con intervenciones de auténtico mérito. Empató Pita, pero el VAR lo anuló por mano de Gerard Valentín.

El VAR volvió a ser protagonista nada más comenzar la segunda parte. Un centro que golpeó en la mano de Barreiro fue cazado por las cámaras. Lo convirtió Malbasic ampliando ventaja. El Tenerife se hizo amo y señor del partido, y Bermejo repitió en otro jugadón canario que el Lugo ni vio. Los locales eran un muñeco en manos de los chicharreros, que en cada ataque sembraban el pánico en la afición albivermella. A partir de ahí, poca historia tuvo el partido. Aún se pudo lucir Ortolá en un par de paradas de reflejos, pero el partido ya estaba muerto. La victoria lanza al Tenerife y siembra nuevas dudas en un Lugo que ha convertido el Anxo Carro en una bicoca para el rival.

 

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