Koundé, Vaclik y Lopetegui quedan señalados en el Sevilla
La derrota en Eibar provoca la primeras dudas sobre el técnico y sobre algún fichaje. El calendario asusta: Real Sociedad y Camp Nou.
De la euforia (desmedida) al dramatismo (casi absoluto). La dolorosa derrota en Eibar deja profundas heridas en el entorno sevillista hasta el punto de provocar las primeras dudas sobre Julen Lopetegui y sobre el primer proyecto de retorno de Monchi. Y más, con el peligroso calendario liguero que está por venir para los nervionenses justo antes del parón de selecciones: una Real Sociedad embalada, el domingo en el Sánchez Pizjuán, y la visita luego al Camp Nou, un estadio maldito en el que el Sevilla ha perdido sus últimos nueve partidos. Entre medias recibirá en Europa League al APOEL de Nicosia.
Jules Koundé, uno de las grandes apuestas del director deportivo este verano, queda muy señalado por el doble fallo (pérdida de balón y penalti tonto) que significó el principio del fin del Sevilla en Ipurua. El central galo saltó al campo por la lesión del capitán Carriço y volvió a cometer un fallo de bulto, como ante el Qarabag, aunque esta vez fue letal. Allí, en Azerbaiyán, Koundé dejó mejores sensaciones. Contra el Eibar no hubo perdón y los entre 20 y 25 millones, según objetivos, que cuesta su fichaje parecen ahora mismo poco justificados.
Pero Koundé no es el único gran culpable. Vaclik, que tuvo poco trabajo antes del Real Madrid y salvó dos manos a mano contra el equipo blanco, cometió dos pifias letales para su equipo, primero al provocar el 2-2 por una falta de entendimiento con Diego Carlos y después al colocar mal la barrera en el libre directo que significó el gol de la victoria eibarresa, lanzado por Cote. Nadie comprende que el portero checo pusiera solamente a dos integrantes estando la falta tan cercana al área (apenas dos metros) y siendo lanzada por un zurdo en la parte derecha.
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Hay quien afirma que Lopetegui, que fue portero y debió percatarse del error, tenía que haber avisado a Vaclik antes de que se lanzara la falta. Quizá lo hizo, sin éxito. Lo cierto es que el enfado del vasco tras el 3-2 era palpable al darse cuenta del desastre. En conferencia de Prensa, el entrenador del Sevilla asumió la culpa por la remontada eibarresa, un gesto para aislar a su plantilla de las críticas. Pero su falta de reacción desde el banquillo, sobre la que ya ha habido alguna crítica en otro partido, le pone también en el punto de mira. Mientras Mendilibar reaccionaba con dos cambios cuando se produjo el 0-2 (una de esas sustituciones, en la primera parte), Lopetegui sólo comenzó a variar su equipo por fuerza mayor, con la lesión de Carriço. Ya hacía bastantes minutos que el Eibar había comenzado a subírsele a las barbas.