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RACING 4 - MIRANDÉS 0

La intensidad del Racing se llevó por delante al Mirandés

Nuha Marong y Mario Ortiz lideraron el mejor partido del año de los cántabros.

El Racing, y el racinguismo, salió ayer de El Sardinero con un chute de autoestima que necesitaba después de cinco meses sin ganar. La victoria, justa hasta en su dimensión, llegó fruto de un magnífico primer tiempo de los de Ania y de un Mirandés demasiado blandito. En lo futbolístico y en lo anímico. El Racing, además, entendió mucho mejor el partido. Hizo lo que le convenía y se abstuvo de correr riesgos innecesarios. Todo lo contrario que los rojillos

Sacar el balón jugado desde el propio portero es tendencia. Se lleva. Mucho. El problema es que cuando los que tienen que hacer eso no están excesivamente dotados para ello (y esto sigue siendo Segunda), conviertes cada inicio de jugada en una ruleta rusa. Si Iraola pretende que su equipo toque desde atrás se va a tener que plantear muy seriamente si lo va a poder hacer con Cristian y Gbegnon de centrales y González en el lateral derecho. Ayer, especialmente en la primera parte, se los comió, literalmente, Nuha Marong (con un despliegue físico emocionante en esos primeros 45’) , bien secundado en la presión de las líneas de pase de Kitoko y Mario Ortiz. Los dos primeros goles, sin ir más lejos, llegaron así y dejaron el partido lista de papeles.

Oficio. En el inicio del segundo tiempo, tras las recomendaciones de Iraola, el Mirandés arriesgó menos en la salida, manejó más el balón en el campo del Racing y por momentos dio sensación de poder meterse en el partido. No fue así. Y no lo fue porque apenas miraron a la portería rival (Luca solo tuvo que hacer una parada, muy buena, eso sí, en el 85’) y porque en esos minutos crecieron exponencialmente en el partido Mario Ortiz y Kitoko, que tomaron el relevo en el liderazgo de Nuha, lógicamente cansado después de su despliegue inicial.

Los de Anduva, inusitadamente blandos en defensa, salvo el siempre fiable Kijera, echaron de menos más participación de Guridi, que habitualmente mejora lo que toca, y la lesión inicial del enrachado Martín Merquelanz.