-¿Qué tal por Mónaco? -Bien. El año pasado vine con el objetivo claro de salvar al equipo. Se consiguió y esta temporada el reto es hacer cosas más importantes. A ver si podemos mirar más arriba, aunque no hemos empezado bien la temporada.
-Tiene más equipo el Mónaco de lo que está demostrando… -Recuerdo que cuando llegué había 17 lesionados. Del equipo que ganó la Liga y perdió la semifinal de Champions quedaban sólo cuatro: Falcao, Sidibe, Subasic y Glik. Se habían renovado dos veces desde entonces. Es un club que vende muy bien, sobre todo a los jóvenes. Pero cuando tienes que renovar al 70% de la plantilla, cuesta. A veces no, pero otras -por ejemplo el año pasado- cuesta mucho. El objetivo el año pasado era claro: salvarse de la manera que fuera. Este año intentaremos competir para entrar en Champions. A ver si los fichajes se acoplan bien.
-¿Es muy diferente la Ligue 1 a la Premier o la Liga? -Sí, la Premier y LaLiga están en otro planeta comparados con la Ligue1. Pero de Francia siempre salen talentos importantes e individuales. Los clubes grandes de Europa vienen a fichar aquí. Obviamente el PSG es el claro dominador e incluso así a veces pierden. El año pasado, por ejemplo, perdieron cuatro partidos seguidos. Normalmente van bastante sobrados. Es una liga muy física, de mucho contragolpe, no hay control de los partidos, son encuentros alocados…. Creo que tácticamente puede mejorar bastante.
-Vista la última Champions y el último Mundial, ¿está cambiando el fútbol hacia algo más físico? -Hoy en día los entrenadores buscan defender bien. A veces equipos tipo Liverpool defienden tan bien que dan seguridad para ir a presionar arriba. Y hay otros que no dan tanta seguridad y tienen que replegar y contragolpear. Cada vez hay más equipos así. Aquel plan dominador del Barça, City, Madrid… Cada vez se ve menos. Hasta el Barça juega un poco más cerrado que antes. Sí, creo que sobre todo en Champions, Premier y Liga se está yendo hacia esa dirección.
-Iniesta, Xavi, Silva o usted fueron las banderas del fútbol anterior, el de toque. -Andrés y Xavi tuvieron la suerte de jugar en el Barça rodeados de Ronaldinho, Messi… Si hubieran ido a otros equipos, como el Atlético o nuestro Chelsea con Conte, se habrían tenido que readaptar. No es un fútbol tan abierto. Mi caso es diferente porque me formé en el Arsenal. Nos gustaba tener el balón, pero también salíamos a la contra de manera increíble. Desde pequeño he mamado otras cosas. Me tuve que adaptar a Mourinho, a Conte… He pasado por muchas cosas en mi carrera.
-Nunca fue un jugador rápido. ¿Le perjudicó? -Ojalá hubiera sido más rápido. Me lo he planteado muchas veces: si yo hubiera sido rápido de piernas… Pero a lo mejor no hubiera sido tan rápido de cabeza. Yo no podía irme en velocidad, lo tenía claro, y por eso estaba obligado a inventarme un pase, una pared. Yo driblaba a través del pase. He tenido que ir adaptándome al fútbol. Si no lo hubiera hecho, igual hoy no sería futbolista. Entre los 21 y los 25 años sí tenía más chispa, pero nunca he sido un jugador rápido o físico. Soy consciente.
-Da la sensación de hablar en pasado… -Es que es mi temporada número 17 (risas). Hablo en pasado por todo lo que he vivido. Pero me siento muy bien, sigo jugando, siempre estoy en el top 3 de los que más corre. He sido un diésel, más que un motor explosivo. Como Xavi. Tenemos nuestro ritmo. Vamos participando del juego y apareciendo, pero siempre estamos ahí.
-Ha pasado por las manos de los mejores entrenadores, desde Wenger a Del Bosque. -He tenido mucha suerte. Tuve a Luis y Del Bosque en la Selección; y a Wenger, Mourinho, Guardiola, Tito Vilanova, Conte, Sarri, Henry y Jardim a nivel de clubes. Son muchos y muy buenos. Y muy diferentes. De lo que más orgulloso estoy es de lo distinto que he sido para ellos: era el líder de Wenger, el falso 9 con Guardiola, el doble pivote para Mourinho junto a Matic, el centrocampista defensivo con Conte, el pivote único con Sarri... Me hicieron mejor jugador entre todos, sobre todo de cabeza. Supe leer las situaciones mejor.
-¿La tendencia en un centrocampista es ir retrasando su posición en el campo? -Seguramente. A partir de los 27 años, con Mourinho, y especialmente en las últimos cinco temporadas, cada vez he ido jugando más atrás.
-Quiero preguntarle por nombre propios de la liga francesa que ahora mismo son rivales suyos. ¿Mbappé? -Me parece una brutalidad. Es claramente el crack del futuro. Yo siempre pienso como centrocampista e imagino que si lo tuviera por delante me hincharía a darle asistencias porque es rápido, explosivo, pero además muy inteligente para el desmarque. Tiene el ‘timing’ muy bien marcado. Henry y Diego Costa también eran dos cracks haciendo esto. A Mbappé se le nota además que tiene hambre, que sabe aprovechar su potencia.
-¿Y Neymar? ¿Volverá a ser el que fue? -Jugué con él. Los grandísimos futbolistas siempre lo son. A veces por cuestiones mentales o de un entrenador que no te sabe aprovechar estás más bajo de nivel, pero si has sido un gran jugador siempre lo serás. Es un crack.
-Messi y Piqué son amigos íntimos suyos, ¿le hubiera gustado jugar más tiempo junto a ellos? -Sí, obviamente. Con Gerard estuve casi diez años, incluida la cantera y la Selección. A Leo sí me hubiera gustado disfrutarlo más. Tuve un poco de mala suerte con él. El primer año fue espectacular y nos entendimos muy bien juntos. Pero el segundo y el tercero son los que más lesiones tuvo. No estaba bien en momentos puntuales y nos perjudicó a todos, al club y a él mismo.
-Usted que lo conoce bien: ¿habrá otro jugador como Messi en el futuro? -Me parece impensable. Hemos visto Ronaldinhos, Ronaldos, gente increíble, gente con magia, pero es que Messi lleva siendo el mejor durante 15 años. Es su temporada número 17 y desde los 18 es el mejor. Yo le he visto cosas increíbles: cada tres días meter goles, irse a Argentina, volver y con el jet-lag hacer un hat-trick… Esto no es normal, creáme.
-¿Y Hazard? Usted también coincidió con él. -Me encanta, soy un gran admirador suyo. He sido su compañero durante cinco temporadas. Marcará la diferencia en el Madrid, les va a ayudar muchísimo. Es verdad que es el Madrid y se crean expectativas, pero él tiene calidad.
-¿Pudo usted jugar en el Madrid? -Hubo bastantes tomas de contacto con Florentino, con Calderón…
-¿Se hubiera animado? -De haberlo hecho, habría jugado en el Madrid. Fueron más de una y dos veces las que me llamaron. Las primeras era muy joven. Tenía 18 años y me ofrecían un salario muy importante, pero me sentía identificado con el Arsenal. Wenger había apostado todo por mí. No podía irme. Aún así siempre estaré agradecido al Madrid por cómo me trataron. Con 23 años me lesioné el peroné y me mandaron una carta muy cariñosa. Agradezco el interés, pero yo tenía el sueño de poder jugar en el Barça y si lo sentía era por algo. Me salió bien.
-Hábleme de la Selección. ¿Su final con La Roja fue demasiado abrupto? -Terminó de manera muy inesperada. Jugué la Euro 2016 como titular y, en mi opinión, a buen nivel. Nos tocó la Italia de Conte y se metieron muy atrás. Era el peor rival posible. Tenga en cuenta que Conte ya había fichado por el Chelsea y yo me había reunido con él en abril. Sabía perfectamente cómo iban a jugar: esquema robotizado, gente peleona, con Chiellini, De Rossi, Bonucci… Si hubiéramos pasado, podíamos haber ganado la Euro. Luego llegó Lopetegui, me llamó, me dijo que quería probar cosas con gente más joven, y a partir de ahí no supe más y no he vuelto. Pero no me quejo. Esto es fútbol y nadie se acuerda de nadie. Lo sé.
-¿Puede ocurrir que cuando uno llega tan joven a la élite luego se va antes? -Puede ser que la gente se canse. El fútbol pasa y hoy en día más. Antes jugabas hasta los 40, pero ahora es más difícil. Con 34 años estás liquidado. Yo me muevo mucho por sensaciones. Físicamente nos controlan mucho con GPS y sé que estoy bien. Pero futbolísticamente necesito sentirme vivo. No soy un defensa que tiene que estar rápido, ni un delantero que debe meter goles… A mí ritmo puedo jugar.
-¿Veremos otra Selección como la vuestra? -Difícil. Fueron tres años de dominio: 2008, 2010 y 2012. Era una superioridad importante. Recuerdo la final 2012 ante Italia. Fue una exhibición. Le pedíamos al árbitro que por favor pitara el final. Añadió 3 ó 4 minutos y le pedíamos que lo acabara porque la superioridad era tremenda.
-¿Cuál será el final de Cesc? -No lo sé. Aún quiero jugar. Me siento con ganas y la cabeza me va bien. Voy contento a entrenar y me enfado cuando pierdo un partidillo. Mientras esto esté intacto, voy a seguir. Aunque es verdad que ahora analizo más el juego y veo un instinto de entrenador que antes no tenía. Veremos.