LAS PALMAS 2 - RACING 2

Rubén y Cejudo, reyes en la locura

Tras la expulsión de Aythami, Rubén Castro adelantó a Las Palmas con un doblete. Yoda hizo el 0-1. Cejudo empató en el minuto 95.

Cuando peor lo tenía, Las Palmas sacó fuerzas donde no había nada para acariciar la victoria. Con uno menos por la expulsión de Aythami, Rubén Castro hizo el 2-1, con penalti incluido. Cuando se las prometían muy felices los locales, Cejudo, ex de los grancanarios, hizo el 2-2 con el tiempo cumplido. La grandez del fútbol, donde todo puede pasar mientras el cronómetro no se detenga.

Tenía razón Iván Ania cuando dijo que sus pupilos querían ser protagonistas a través del balón. Empezaron mareando a Las Palmas aunque sin generar excesivo peligro, e incluso fue Lemos, en el minuto 8, quien hiciera el primer disparo con cierto peligro. Los locales, algo aturdidos de inicio, se llevaron un sopapo importante cuando una delicia de Cejudo le puso en bandeja el 0-1 a Yoda, que marcó prácticamente a placer tras ganarle la espalda a De la Bella.

Jugaba la UD por impulsos, como aquel que llevó a Cedrés a estar a centímetros de marcar un gol de bandera, con medio estadio cantando el empate. A lomos de Pedri, gema de 16 años de futuro blaugrana, Las Palmas se vació en busca de un empate que no llegaba. Cuando el bronco primer tiempo agonizaba, tan superado como estaba Moreno Aragón, el propio extremo tinerfeño casi lo consigue tras un mal despeje de Alexis que casi acaba en su portería. Seguramente, la igualada hubiera sido lo más justo.

Supo contener el Racing en el segundo tiempo a Las Palmas, que jugaba con todo el corazón pero con poca cabeza. En medio del desorden, hasta la expulsaron a Aythami. Parecía todo perdido, pero ni que el destino le tuviera guardado algo bueno, un claro penalti de Olartua sobre Mantovani trajo consigo el 1-1 de Rubén Castro, una vez más el héroe de su equipo. De repente, la Unión Deportiva, con un futbolista menos pero con toda la fe, se encontró con una cabalgada de Drolé, que debutaba, para dejar solo a Rubén y que este, con un beso volado, dulce la vaselina sobre Lucas, hiciera el 2-1 previo al estallido del Estadio de Gran Canaria.

Dicen el refrán que poco dura la alegría en la casa del pobre. Cejudo, un ex de Las Palmas, hizo el 2-2 con el tiempo ya cumplido para, como Rubén, ser rey en la locura. Justo resultado. Distinto sentimiento final. La magia del fútbol.

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