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PATRICE EVRA

Evra narra su dura infancia: "Robaba comida, pedía dinero..."

El futbolista, que acaba de anunciar su retirada, contó en The Players Tribune las penurias que pasó de pequeño: "Le decía a la gente si tenía monedas y me respondían que me fuera".

Patrice Evra anuncia su retirada del fútbol profesional.
FRANCK FIFEAFP

Patrice Evra anunció ayer su retirada del fútbol en una entrevista a la Gazzetta dello Sport. El lateral de 38 años reconoció tener ofertas del fútbol chino, pero su intención era poner punto final a su carrera y prepararse para dar el salto a los banquillos. Una vez alejado de los terrenos de juego como jugador, ha publicado su desgarradora historia en The Players Tribune, donde ha contado las penurias que vivió en su infancia y lo que ha significado para él el deporte.

"Odio cuando la gente usa la palabra "gángster". Cuando creces en un área con tiroteos de pandillas y asesinatos ocasionales, no importa quién eres, haces lo que puedes para sobrevivir. Entonces peleé mucho. Robé comida, ropa, videojuegos. Me sentaba fuera de las tiendas pidiendo dinero. Le decía a la gente: "¿Tiene un par de monedas?". Y me respondían: "Vete. ¿Te crees que el dinero cae del cielo?". Esa mi infancia, pero estaba feliz. Siempre fui feliz", narra en The Players Tribune.

El francés creció en Les Ulis, en los suburbios de París, donde vivía con sus padres y alguno de sus 24 hermanos. En definitiva, eran una docena de personas en la misma casa, que sobrevivían gracias a los ingresos de su padre, embajador. Sin embargo, el divorcio de sus progenitores, cuando él tenía diez años, dificultó su bienestar. Evra explica cómo, finalmente, se quedaron solos su madre, su hermana pequeña y él y es entonces cuando tuvo que salir a la calle para tratar de sobrevivir.

"Mis vídeos en Instagram son mi forma de compartir mi felicidad con los demás. Pero no los he decidido hacer desde que soy rico y famoso. Si hubieras visitado nuestra casa en Les Ulis, me habrías visto haciendo lo mismo. Bailaba, cantaba, vestía disfraces y pelucas, bromeaba con mis hermanas... (...) ¿Cómo podía ser feliz con tan poco? Por mi madre. Veía lo mucho que trabajaba para ayudarnos y me di cuenta que no tenía derecho a quejarme de nada", explica emocionado el ya exfutbolista.

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