Kubo: habla castellano y catalán, y le arropan los castillistas
Su exquisita educación llamó la atención desde su primer día en Valdebebas, cuando se presentó a todos (jugadores y cuerpo técnico) con una reverencia.
Cuando Takashi Inui se presentó en 2015 con el Eibar lo hizo con un breve y atrevido mensaje en castellano y euskera. Fue un guiño orquestado por el club armero para su exótico fichaje. Kubo, en cambio, habla con total normalidad castellano... y catalán. Lo aprendió en la escuela de La Masia durante sus tres años allí antes de que tener que volver a Japón por la sanción FIFA al club azulgrana por el caso de los menores extranjeros.
La barrera del idioma y el estilo de vida español no es un muro contra el que Kubo se vaya a estampar. De todas formas, Take, como prefiere que le llamen, no estará solo en Madrid. El club le ayudará facilitando la llegada de su madre, que se mudará desde Yokohama. El chico tiene un punto tímido habitual del carácter japonés y su exquisita educación llamó la atención desde su primer día en Valdebebas, cuando se presentó a todos (jugadores y cuerpo técnico) con una respetuosa reverencia con la cabeza.
El Madrid está pese a todo alerta con Kubo porque Inui se adaptó bien, pero otros compatriotas, como Gaku Shibasaki, lo pasaron peor. En 2017 fichó por el Tenerife y la ansiedad le atacó en forma de problemas estomacales. Kubo, si tiene que empezar la temporada con el Castilla como está planeado, no se encontrará con un vestuario castillista lleno de desconocidos. El Madrid le está arropando con los cuatro veteranos del filial que han viajado a Montreal: Seoane, Fidalgo, De la Fuente y Javi Hernández. No sólo se mueven juntos, también el cuerpo técnico les ha colocado en un mismo grupo para realizar algunos ejercicios en estos primeros días.
Una toma de contacto útil para que no se repita el caso de Odegaard, completamente desconectado del Castilla porque se entrenaba con el primer equipo, sólo bajaba al filial a jugar y su salario galáctico creó un pequeño cisma a su llegada. Una situación distinta a la de Kubo, que contará con sueldo de jugador de primer equipo (2 millones de euros brutos, frente a los 250.000€ que le ofreció el Barça para volver) pero que sabe lo que es ser canterano de un grande y tendrá en La Fábrica incluso un compatriota, el juvenil Takuhiro Nakai, alias Pipi.