Indiferencia por la Copa América en Brasil tras la baja de Neymar
No quedan entradas para el debut de mañana ante Bolivia, pero la expectación es poca. El paro y la crisis social preocupan más que el torneo.
Sao Paulo, ciudad que abrirá la Copa América mañana (en la madrugada del viernes al sábado) con el partido entre Brasil y Bolivia en el Morumbí, vive con poca expectativa el torneo más antiguo de selecciones del mundo. La reforma económica por la que está pasando el país tras el cambio de gobierno y la poca afinidad de la torcida con la selección de Tite mantienen una atmósfera discreta comparada con la que se vivió hace cinco años durante el Mundial. Tanto, que en la llegada de la selección a Sao Paulo apenas siete hinchas fueron a recibirlos al hotel.
Para los más jóvenes era una ilusión ver jugar a Neymar otra vez en Brasil, pero no podrá ser a causa de su lesión. Así lo expresa Rodrigo, campeón del primer torneo de Favelas que se realizó en la previa de la Copa América: "Brasil es la favorita, pero con Neymar todo hubiera sido más fácil". Sin embargo, para Marivaldo, hincha de 49 años, la ausencia del crack brasileño beneficia "la forma de jugar del equipo". El seguidor del Sao Paulo asegura que sin el jugador del PSG se ha visto una selección más colectiva y enfocada en el torneo.
Sao Paulo se considera una de las ciudades más exigentes del país con su selección, por eso la venta de camisetas alrededor del Morumbí también ha sido poca. Lo confirma André, un vendedor que ratifica lo dicho por Filipe Luis respecto al apoyo que pueden brindarles a los jugadores. "No les vamos a pedir que vengan sin demostrar que en la cancha vamos a dejar todo, sabemos lo exigente que es la hinchada de aquí", aseguró el lateral de 33 años.
A pesar de eso, desde enero se agotaron las entradas para el partido inaugural (aproximadamente 65.000) y también para los demás encuentros del conjunto local, que serán en Salvador de Bahía ante Venezuela (19 de junio) y por último en Sao Paulo ante Perú (22 de junio).
Faltan 24 horas para que Brasil juegue su quinta Copa América de local con un amplio favoritismo, aunque la hinchada está dividida. En la tierra de Pelé, el fútbol siempre aparece como alternativa para hacer olvidar por un momento la alta tasa de desempleo que viven más de 13 millones de habitantes en el país más grande de Sudamérica. La ausencia de Neymar no ayuda a que la euforia se desborde.