Todos buscan a Koke
El partido ante el Valladolid puso de manifiesto la importancia del mediocentro para el Atlético: fue el que más pases buenos dio... y también recibió.
En el Atlético, todos buscan a Koke. Es instintivo, es inevitable. Balones a Koke. Su presencia es tan necesaria en el centro del campo como ponen de manifiesto sus ausencias... O partidos como el de ayer ante el Valladolid. Koke fue el futbolista más destacado. Todo el juego rojiblanco pasó por sus pies. Su nombre encabeza casi todas las estadísticas. Pases buenos, Koke, con 69. Centros, Koke, con cuatro. Ocasiones creadas, Koke, con tres. Entradas con éxito, Koke, con dos. Anticipaciones, Koke, con tres. Toques, Koke, con 92. Recuperaciones, Koke, con diez.
Esa no es, sin embargo, la cifra más llamativa del partido.
Esta viene cuando se escudriñan los pases que en el partido dio el Atlético. Esos 69 buenos de Koke se repartieron entre doce jugadores, con Arias y Lemar como principales receptores, once cada uno. El nombre de Koke aparece en una singular cartesiana: es el principal receptor, a su vez, de seis de sus compañeros. De Arias (9), de Thomas (9), de Saúl (10), de Griezmann (9), de Correa (2), de Rodrigo (10). Son más quienes le buscaron siempre que quienes no (Morata, 2; Lemar, 5; Savic, 1; Filipe, 4; y Godín, 2).
Koke y la historia del Atlético
Simeone, a menudo, siempre que puede, explica qué significa Koke para él, un hombre de club, toda la vida rojiblanco, ya historia, con apenas 27 años. "Es uno de los mejores que tenemos. En lo táctico, es el mejor", desgranaba el Cholo. Por su polivalencia, esa que también tienen en su plantilla jugadores como Saúl. "Koke ha jugado hasta como delantero falso arriba. Es muy importante para el desarrollo de nuestro juego". Hace tres años no dudaba el técnico en afirmar que si en su plantilla había jugadores intocables, esos eran dos. Godín y Koke. A menudo su trabajo queda en la sombra. Suele liderar siempre una estadística que lo cuenta: el del futbolista que más kilómetros corre. Ante el Valladolid fue muchas pero sobre toda esa: todos sus compañeros le buscaban a él, para jugar la pelota tenía que pasar por sus botas.