Una final por el descenso con revancha y ultimátum
El Rayo, que ya descendió al Villarreal en la 2011-2012, llega con Míchel en apuros. El técnico podría dar continuidad en el once a Bebé.
Tras unas semanas frenéticas mirando a lo alto de la tabla y a los grandes estadios de Europa, ha llegado un día clave para que el personal eche un ojo a la pelea que sacude chispas por abajo. Con menos glamour pero con la misma tensión, Villarreal y Rayo se juegan el futuro con sólo tres puntos de separación. Su duelo al sol (18:30, con 24º) acabará por confirmar si el Submarino es capaz de hacer vida normal tras recibir el alta ante el Zenit, si el Rayo corta su sangría (seis derrotas seguidas) o si Míchel tiene futuro o ya es pasado.
Al Villarreal le ha funcionado la fórmula vintage de recuperar a Calleja. El técnico ha cambiado el dibujo, la moral y los objetivos. Está tan lanzado que la Europa League ya no es un estorbo sino un sueño. El recurso inesperado y exitoso de Roig podría dar envidia al Rayo si no es capaz de ganar hoy. Igual que el Madrid ha recurrido a Zidane o el Sevilla a Caparrós, Presa ya tiene en mente a Jémez. La continuidad del proyecto o su revolución dependerá en buena medida de Raúl de Tomás. Su olfato pesa más que el hecho de que Bebé entre de refresco o que buena parte del barrio de Vallecas dará aliento.
El delantero es la gran preocupación de Calleja y de la grada. El Villarreal sólo ha ganado dos encuentros en su casa y el Rayo, sin ser una bestia negra, no es bienvenido en La Cerámica. El último descenso amarillo (11-12) se produjo por una cadena de accidentes que fue rematada con un gol de Tamudo al Granada en el 91’. Él acabó por confirmar la sentencia. Además, hay quien ve fantasmas en las estadísticas: de la única victoria del Rayo en Vila-real (1-5 en el 2000) únicamente quedan dos supervivientes, los dos entrenadores que se enfrentan ahora: Calleja el renacido y Míchel el cuestionado.