"La presencia de la mujer en el fútbol se ha normalizado"
As reunió a Amelia del Castillo (Madrid, 18-4-43), fundadora y presidenta de honor del Atlético Pinto, y Victoria Pavón (Madrid, 14-11-59), presidenta del Leganés, por el Día Internacional de la Mujer. Amelia irrumpió en los 60 y tuvo que escuchar “de todo menos bonita”. Abrió camino y ahora Victoria vive “otros tiempos”.
Era otra década, otra sociedad, otra España. Amelia del Castillo fundó el Atlético Pinto el 15 de octubre de 1963, convirtiéndose así en la primera presidenta de nuestra historia. Hoy, 55 años después, Amaia Gorostiza (Eibar) y Victoria Pavón (Leganés) ostentan este cargo en Primera. La presencia de las unas no se entendería sin la existencia de la otra. "La historia de Amelia es increíble. Si hablamos de machismo en 2019, con lo que era España entonces… Es Agustina de Aragón en fútbol. Logró una heroicidad", así la define Victoria, otra pionera, la misma que llegó al Leganés hace una década. Un club con casi 1M€ de pérdidas, que coqueteaba con Tercera. No sólo no cayó sino que fue ascendiendo hasta Primera.
"Las dificultades que me encontré no eran por ser mujer sino por la realidad que se vivía. Empezaba la crisis económica y muchos clubes desaparecieron. Le eché ganas e ilusión, me rodeé de personas que nos ayudaron. Lo mismo trabajaban mis hermanas en taquilla que mis sobrinas de azafatas. Ya entonces estaba Jara Cuenca, aún hoy utillera del equipo. En Leganés me acogieron muy bien. Eso sí, no dejas de ser la mujer del máximo accionista y siempre te llega que algunos piensan que me han puesto de adorno. Me ha tocado vivir unos tiempos diferentes a los de Amelia afortunadamente. Aunque si hubiera sido un hombre hubiera pasado inadvertida total", narra Pavón.
“La historia de Amelia es increíble, es Agustina de Aragón en fútbol”
Amelia la escucha atenta y destaca el arrojo mostrado por su homóloga pepinera. "Victoria es un ejemplo de superación. Le echó valor y mira todo lo que ha logrado, cómo ha crecido el Lega. Ojalá esté mucho tiempo en Primera, se lo merece", explica. Su camino fue diferente, "como de la noche al día", apostilla. "No podía jugar al fútbol y conseguí ir a clases de entrenadora como oyente, pero había un vacío legal en el tema de presidenta. Imaginad en los 60 un pueblo de apenas 2.500 habitantes... ¡Menos bonita me llamaban de todo! Igual me cambiaban de sexo que me decían fulanilla. Las madres de mis amigas las prohibieron que hablaran conmigo, era la oveja negra de Pinto", confirma.
Obstáculos que se quedan en anécdotas cuando Amelia desempolva su momento más duro: "Hubo un alcalde en Pinto que pidió mi dimisión, su único motivo era que una mujer no podía llevar un equipo de fútbol y anunció que el Ayuntamiento crearía otro paralelo. Nunca quise ser protagonista y me retiré. Estuve sin aparecer mucho tiempo porque el golpe fue fuerte. Cuando recibí una carta del consistorio notificándome que el campo llevaría mi nombre... Fue bonito porque siempre tuve más ayuda fuera de Pinto que dentro".
"Igual me cambiaban de sexo que me decían fulanilla, era la oveja negra de Pinto"
También cuesta encontrar presidentas fuera de nuestras fronteras. Lucía Barbuto (Banfield) se ha convertido en la primera del fútbol argentino. "Se va normalizando, hay mujeres en todos los puestos de LaLiga y en las directivas de los clubes", expone Victoria, a lo que Amelia añade: "Hay muchas presidentas en categorías modestas". Victoria asiente y lo corrobora: "Estando en Segunda me invitaron a una reunión y había muchas de Tercera".
A la hora de gestionar no encuentran diferencias entre sexos. "El fútbol tiene mucho de empresa, lo importante es rodearte de un buen equipo", afirma Victoria. Eso sí, queda mucho camino por delante. "Aún se nos mira raro y hay insultos. Tampoco cobra igual una figura de Atleti o Barça femenino que del masculino. El esfuerzo es el mismo, los emolumentos no", reivindica Amelia, quien cuenta: "En mis tiempos había niñas jugando al balón, no fútbol femenino". Hoy la realidad es distinta, aunque hay problemas que perduran en el tiempo.
El 'Atlético' Pinto y el papel de Vicente Calderón
Amelia también fue entrenadora y utillera. Allá por 1963, para recaudar fondos y poder federar a su equipo, envió una carta a Vicente Calderón pidiéndole que participase en el sorteo de una cámara de fotos que habían organizado. "No vendíamos ni una papeleta y él nos compró todas. Me citó en su oficina y nos caímos bien. Fue mi padre deportivo. Nos proporcionó material y el jefe de sus servicios médicos, Enrique Ibáñez, atendía a nuestros lesionados". De ahí que aquel Flecha de Pinto terminase siendo Atlético Pinto. Un guiño. Un homenaje.
Calderón fue el primero al que recurrió porque Amelia es rojiblanca de cuna, como su padre. Hasta el punto de haber querido hacer la comunión con un pin del Atleti que consiguió coleccionando cromos. "Se organizó un pitote... Mis padres no me dejaron". También tocó la puerta de Real Madrid (Malbo) y Rayo (Marcelino Gil y Olmedo). "Tuve suerte. Al ser la primera mujer me recibían con curiosidad... A ver qué quiere y cómo es esta loca. Y lo aproveché".
Pudo ir al Metropolitano y tiene pendiente conocer el Wanda, aunque echa de menos el Calderón. Al igual que su querido Vicente, ella también da nombre a su estadio. "Los domingos me pongo la radio mientras hago la comida y cuando nombran el Amelia del Castillo sigo sintiendo mariposas en el estómago".