LaLiga tiene tres presidentas: Layhoon, Gorostiza y Pavón
Antes que ellas, otras mujeres estuvieron al frente de clubes de Primera. Sin embargo, la primera presidenta y entrenadora fue Amelia del Castillo con su Atlético de Pinto.
Basta con echar un vistazo alrededor. Ni la Premier inglesa, ni la Ligue 1 francesa, ni la Bundesliga alemana, ni la Serie A italiana pueden presumir de tener a tres mujeres al frente de clubes de la máxima categoría. En Inglaterra, Katharina Liebherr es la dueña del Southampton tras el fallecimiento de su padre, pero no ejerce como presidenta. Más cerca, en la Primera española están Layhoon Chan en el Valencia, Amaia Gorostiza en el Eibar y Victoria Pavón en el Leganés. Todo un hito.
El perfil de unas y otras dista mucho. Para empezar sólo Victoria Pavón es, además de presidenta, propietaria de la entidad pepinera después de que su marido Felipe Moreno y ella, empresarios inmobiliarios, tomasen las riendas de un Leganés en Segunda B y prácticamente en ruinas el 13 de julio de 2009. Nacida en dicha localidad, vivió en la calle del antiguo campo y a la postre ese sentimiento terminó manifestándose de lleno en su vida. Pavón incide en que no es una convidada de piedra en la toma de decisiones del día a día (siempre trata de buscar el consenso) y defiende la absoluta normalidad con la que ha sido tratada desde su llegada. "Ya nadie se extraña, es habitual ver a mujeres en todas partes", confesó. En su caso, destaca la visión familiar.
Con un corte más empresarial se define Layhoon, la elegida por Peter Lim para comandar el Consejo de Administración del Valencia. Graduada en Contabilidad por la Universidad de Singapur, su currículum aglutina una extensa experiencia en finanzas e inversión corporativa: ha sido consejera de hasta veinte compañías en el sector de la medicina, la alimentación o la automoción, ha presidido Thomson Medical y McLaren Automotive y ha manejado la cartera de inversiones así como las obras sociales de Meriton Holdings, el grupo de Lim con el que adquirió el paquete accionarial che el 1 de diciembre de 2014. Al jefe, al dueño, lo conoció hace unos 25 años y destaca de él su humildad en el trato personal así como su exigencia y preocupación por el día a día. De ahí que su frase "Con más preparación uno se siente más cómodo" sea su leitmotiv. Y con el fútbol retumbando 24 horas en su cabeza trata de buscar explicación a algunos prejuicios que aún planean en el ambiente. "Hay un estereotipo que dice que las mujeres no entienden de esto y que un club jamás podría estar dirigido por una mujer. He escuchado esto muchas veces, pero nunca dan una razón", esgrimió en un ciclo de conferencias organizado por la FIFA.
Una capacidad de trabajo que comparte con Amaia Gorostiza, quien cogió el timón del Eibar el 23 de mayo de 2016 tras la marcha de Alex Aranzábal. Supuso un paso al frente de la que había sido consejera del club armero desde 2014. Sus conocimientos en el área económica y su sentido común, en parte adquirido también en el mundo empresarial del que proviene, era miembro del Consejo del Grupo Amaya Tellería, la harán comandar la nave hasta mayo de este 2017, momento en que concluye el mandato del actual Consejo. Le llevó tres semanas dar el sí al Eibar, el mismo al que veía de pie siendo niña, por el reparo de la exposición pública. "El eibarrés es muy de trabajar en silencio", reflexionó en AS. Y una de las veces en que su móvil sonó tras el sí quiero fue para recibir la enhorabuena de Ana Urquijo.
Porque ahora son tres, pero antes hubo otras. La primera en aterrizar en Primera fue Teresa Rivero (de enero 1994 a mayo de 2011), de la mano de su marido José María Ruiz Mateos, el entonces máximo accionista del Rayo. Con 59 años, pasó de ama de casa y madre de trece hijos al palco de Vallecas admitiendo siempre con humor sus nulos conocimientos futbolísticos. Bajo su mandato, el equipo franjirrojo llegó a cuartos de la UEFA y potenció la sección femenina, que firmó su ascenso a la Superliga y consiguió el primer título de la historia de la entidad: la Copa de la Reina de 2008. Todo eso hizo que se aprobase en un referéndum dar su nombre, Teresa Rivero, al estadio. Sin embargo, los impagos a los empleados y el posterior Concurso de Acreedores en las empresas que formaban Nueva Rumasa salpicó de lleno al Rayo en 2011, algo que terminó dinamitando también la popularidad de la presidenta. Con una situación económica insostenible y el estallido de la afición en contra de su gestión, los Ruiz Mateos decidieron vender sus acciones y el estadio perdió el nombre de la jerezana.
Después fue el turno de Ana Urquijo. Una mujer acostumbrada a eso de ser una pionera. Basta con echar mano a su biografía para darse cuenta. Fue la primera mujer que ingresó en la Junta del Colegio de Abogados de Vizcaya (1987) y esta letrada, especialista en derecho civil y agente de la propiedad inmobiliaria, se convirtió también en la primera directiva del Athletic, llamada por Lertxundi en 1990. Así fue progresando poco a poco en un club que no reconoció 'socias' hasta 1977 (sí 'abonadas', es decir, pagaban a precio de taquilla las entradas reservadas y no tenían derecho a voto) y pasó de ser vicepresidenta de Lamikiz a presidenta el 27 de septiembre de 2006 debido a su dimisión. Sin embargo, no estuvo ni un año en el cargo, dado que García Macua ganó las elecciones el 12 de julio de 2007. Su vida, su mandato, siempre estuvo marcado por la figura de su padre Rufino Urquijo: tuvo que hacerse cargo del bufete cuando él falleció sin haber cumplido los 30 y al igual que él llegó a la presidencia sin elecciones mediante. Dicen que la historia se repite y así fue con los Urquijo ya que Rufino era el vicepresidente con Beti Duñabeitia y su marcha le dejó en un primer plano. "En Bilbao ser la presidenta del Athletic es casi más notorio que ser alcalde de la ciudad", bromeó en alguna entrevista.
Otro club vasco, la Real Sociedad también puede presumir de haber tenido una presidenta, aunque en el caso de María de la Peña Berraondo fue algo testimonial. Irrumpió en un momento convulso, tras la renuncia de Miguel Fuentes el 2 de junio de 2007 y sólo aguantó hasta el 14 de noviembre. La situación de crispación que se vivía le hizo renunciar y fue su vicepresidente Juan Larzábal quien tomó los mandos. Antes de irse, Berraondo hizo un llamamiento a la unidad en pos de la mejora del club.
Transcurridos 23 años desde la llegada de Teresa Rivero a la elite de nuestro fútbol, los datos de las mujeres que ostentan cargos en las Juntas Directivas o los Consejos de Administración de los clubes de Primera son bastante pobres: sólo un 9,9%.
Amelia del Castillo: la primera presidenta y entrenadora
Para Amelia del Castillo el término 'pionera' se queda corto. No cubre todos los logros de una mujer que fundó el Atlético Pinto en 1964 y ejerció de presidenta, entrenadora, delegada, utillera... algo que a la España de la década le costó digerir. "Pinto era un pueblo pequeño, donde los chicos se reunían para jugar al fútbol y yo con ellos. Nos apuntamos a un campeonato en Getafe, pero necesitaban a alguien más mayor que les representara. Como yo no podía jugar, asumí el resto de responsabilidades ¡Imagínate cómo me ponían! Les decían a mis amigas que no se juntaran conmigo porque siempre iba rodeada de chicos y les chocaba verme en el banquillo. No salí a escobazos de casualidad", recuerda en AS.
Una cláusula en los estatutos de la Federación impedía a la mujer tener el título de entrenadora, pero el tesón de Meli hizo que le permitieran asistir a las clases teóricas como oyente. El mismo que la llevó a mandar una carta a Vicente Calderón, quien la recibió en las oficinas de la calle Desengaño. "Me dio una carta para que fuera donde se equipaba el Atlético y me dieran botas y camisetas. Y si alguno de mis jugadores se lesionaba, el doctor Ibáñez les trataba", narra con especial cariño y admiración. Por todo ello, despertó el interés de la prensa de la época. Meli aún conserva el recorte del reportaje que le dedicó Tico Medina en el diario Pueblo y cuenta cómo la CBS de Nueva York vino a entrevistarla.
Esa notoriedad no la encajaron bien las "altas esferas" y la obligaron a marcharse allá por el año 75 para que su figura no continuara cogiendo relevancia. Le dijeron que "debía dimitir porque eso no era cosa de mujeres". De ahí que sea taxativa: "Sigue existiendo machismo en torno al fútbol". Sin embargo, su Pinto nunca la ha olvidado y puede decir que, tras quitar el nombre de Teresa Rivero al Estadio de Vallecas, ya es la única que tiene su propio campo. Un 5 de agosto la corporación municipal lo cambió. "Es lo más bonito que hay en la vida. En el año 2000 se recogieron firmas para ponerle Amelia del Castillo. Es curioso escuchar tu nombre en un carrusel mientras haces las labores del hogar", admite.
Teresa Rivero la quiso conocer
Después de publicar la entrevista con Amelia del Castillo en abril de 2007, la entonces presidenta del Rayo, Teresa Rivero, quiso conocerla aprovechando la visita del filial al Pinto a la semana siguiente. "Su historia denota una gran fortaleza", empezaba la mandataria franjirroja, a lo que Meli añadía: "Las mujeres cuidamos más de los detalles y en un equipo de fútbol pesa nuestra sensibilidad. Mira, Teresa es como una madre para sus chicos".
Y en ese carrusel de anécdotas hubo algunas con un poso reivindicativo. "Aún me acuerdo de un partido con el Toledo, donde los aficionados se enfadaron y comenzaron a increparme: '¡Vete a fregar! ¿Qué haces aquí? ¡Lo que tienes que hacer es irte a tu casa!", contaba la franjirroja, a la que la pinteña replicaba: "Pues imagínate en los 60... Me sentaba en el banquillo y tenía que escuchar auténticas barbaridades, me llamaban de todo menos bonita".
En el palco también se sufre. En el imaginario colectivo están los gestos y muecas de Teresa Rivero viendo a su Rayito. "Cuando ganan lo paso bien, pero cuando pierden me enfado mucho con los árbitros. Algunos se lo merecen. ¡Les voy a tirar un bolso a la cabeza y verás! Luego me regaña mi marido por estas cosas...", relataba entonces la esposa del ya fallecido Ruiz Mateos.
El deseo formulado por ambas ("debería haber más presidentas")... ya es una realidad.
Presidentas en Segunda
Actualmente, ningún club de Segunda tiene a una mujer como presidenta. No obstante, antaño sí las hubo con curiosas coincidencias: se casaron con el entrenador. María Ignacia Hoppichler estuvo al frente del Lorca Deportiva durante 14 años, mientras su marido Moreno Manzaneque ocupó el banquillo y todas las áreas del club del que además era dueño. Durante esa etapa, el Lorca consiguió el ascenso a la categoría de plata en 1984, tras haber contratado a 14 jugadores procedentes de Primera. Hoppichler falleció en 2005.
Más reciente ha sido la andadura de Isabel Tarragó y su Llagostera en Segunda. Isabel y su marido, Oriol Alsina, compaginaban el fútbol con su empresa textil, aunque en el club también tenían sus parcelas bien definidas: para ella los temas sociales y económicos; para él, los deportivos. El entrenador y la presidenta, juntos, lograron la gesta, un ascenso a la categoría de plata (2013-14) que terminó con la plantilla recorriendo la localidad de 8.000 habitantes en un tractor y con cena posterior en un McDonalds.
Sigue el partido de la jornada 27 de LaLiga Santander entre: Valencia-Sporting.